Mundo ficciónIniciar sesiónElizabet sostuvo a Darius, sintiendo el temblor de su cuerpo agotado. El dolor de su pierna rota era una ola nauseabunda que emanaba de él. Lo acunó, protegiéndolo con su propio cuerpo del peso de cientos de miradas. El silencio del clan era ahora de puro asombro. Nadie se movió para ayudar a Silas, que seguía retorciéndose en el suelo. Había perdido. Y en este mundo, la derrota no inspiraba compasión.
Gideon se acercó, sus pesados pasos resonando en la roca. No miró a Darius, sino a Elizabet.
"Ha demostrado su valía más allá de toda duda", dijo, su voz era un retumbar grave. "Ahora, el ritual debe completarse. Levántalo".
Era una orden, pero Elizabet no necesitaba que se la dieran. Ayudó a Darius a ponerse en pie, pasando su brazo por sus hombros y soportando gran parte de su peso. Él gruñó de dolor, pero se apoyó en ella, su ancl







