El silencio en el campamento era espeso como niebla, una calma tensa que antecedĂa a la tormenta. Eira se encontraba en el centro del claro, rodeada por rostros conocidos y algunos nuevos que habĂan sido llamados desde los territorios vecinos. El Consejo Ampliado se habĂa reunido, no por diplomacia, sino por la urgencia de los hechos recientes: la maldiciĂłn, las visiones espirituales y el retorno de una fuerza que muchos creĂan extinta.
Aidan permanecĂa a su lado, su postura firme y su expresiĂłn indescifrable. Era su roca, incluso ahora, cuando sabĂa que las decisiones que estaban por tomarse podrĂan cambiarlo todo.
âÂżEstĂĄs lista? âle susurrĂł Ă©l.
Eira asintiĂł, aunque no del todo segura. Pero habĂa dejado de huir hace tiempo. Y aunque la verdad la desbordara, habĂa aprendido a sostenerla.
El Consejo fue tomando lugar, formando un semicĂrculo frente a ella. Ancianos con cicatrices de batallas antiguas, lĂderes jĂłvenes con el peso de sus clanes sobre los hombros, y algunos rostros famili