La noche anterior al viaje parecĂa contener la respiraciĂłn junto a todos ellos.
Eira se encontraba sentada sobre la colina donde solĂa mirar las estrellas de niña, con la brisa nocturna acariciando su cabello rojo oscuro y el manto del bosque extendiĂ©ndose mĂĄs allĂĄ del horizonte. El cielo estaba limpio, y una luna llena se alzaba brillante, bañando la tierra con un resplandor plateado. No era una noche cualquiera. Era la Ășltima antes de enfrentar aquello que les habĂa sido negado por generaciones: el origen de la maldiciĂłn que los habĂa marcado como parias.
Aidan se acercĂł en silencio, con una manta en sus manos y una mirada que hablaba mĂĄs que cualquier palabra.
âÂżPuedo sentarme? âpreguntĂł con suavidad.
Eira asintiĂł, sin apartar la vista del cielo.
âMañana ya no habrĂĄ marcha atrĂĄs âmurmurĂł ellaâ. Hemos despertado algo antiguo... y no sĂ© si estamos preparados para cargar con las respuestas.
Aidan la observĂł, sus ojos reflejando la misma preocupaciĂłn.
âTal vez no se trata de estar prep