La luna llena reinaba en lo alto del cielo, su luz blanca y frĂa bañaba la ciudad con un resplandor fantasmal que parecĂa traer consigo recuerdos olvidados y promesas rotas. Aeryn caminaba apresurada por las calles estrechas y oscuras, sintiendo cĂłmo la brisa nocturna se colaba entre su abrigo, pero nada la detenĂa. La urgencia que le consumĂa el alma la hacĂa ignorar el frĂo y el cansancio.
En su mano apretaba con fuerza el medallĂłn de plata, el objeto que habĂa conectado su presente con un pasado olvidado. Aquel medallĂłn que Selene le habĂa entregado, susurrĂĄndole secretos que parecĂan sacados de otra vida.
El corazĂłn le latĂa con fuerza, como si quisiera escapar de su pecho. SabĂa que algo terrible se acercaba. Caius, el vampiro oscuro, no descansarĂa hasta encontrarla y arrebatarle lo que llevaba dentro: el futuro mismo de una alianza antigua.
Al llegar al edificio de Virel Industries, las luces del vestĂbulo parpadeaban con un brillo tenue. El silencio reinaba en el aire, pero Aeryn sabĂa que la calma era solo una ilusiĂłn. En el piso superior, Lucien la esperaba, preparado para lo que viniera.
SubiĂł las escaleras de dos en dos, impulsada por una mezcla de miedo y determinaciĂłn. Cuando abriĂł la puerta de la terraza, una figura se recortaba contra el cielo nocturno, una sombra que parecĂa surgir de la misma oscuridad.
âCaius âsusurrĂł, la voz quebrada por la tensiĂłn.
El vampiro girĂł lentamente, una sonrisa cruel iluminando su rostro.
âAeryn âdijo con voz seductoraâ. Siempre tan obstinada.
El aire se volviĂł pesado, cargado de una energĂa oscura y peligrosa.
âNo voy a dejar que te acerques a mi hijo âreplicĂł ella, dando un paso adelante.
âÂżTu hijo? âriĂł Caiusâ. ÂżCrees que con un simple embarazo puedes cambiar el destino? Ese niño serĂĄ la llave para mi poder, y no dudarĂ© en arrebatĂĄrtelo.
Antes de que pudiera reaccionar, Caius lanzĂł un ataque feroz, lanzando hacia ella un torbellino de energĂa oscura. Aeryn esquivĂł apenas, sintiendo el aire cortante rozar su mejilla.
âÂĄLucien! âgritĂł con desesperaciĂłn.
En un instante, la figura imponente de Lucien apareciĂł junto a ella, sus ojos brillando con un fuego salvaje.
âÂĄAlĂ©jate de ella, Caius! ârugiĂł, su voz resonando con autoridad.
El combate comenzĂł. Lucien y Caius se lanzaron uno contra el otro, una batalla de fuerzas primordiales que estremecĂa la terraza. Aeryn observaba, sintiendo el miedo y el amor mezclarse en un torbellino dentro de su pecho.
Pero mientras la pelea se desataba, su mente comenzĂł a viajar, deslizĂĄndose hacia recuerdos que no le pertenecĂan, hacia un pasado que la llamaba.
La luz plateada de la luna se filtraba entre los ĂĄrboles del bosque ancestral, creando figuras danzantes que parecĂan susurrar secretos milenarios. Aeryn, en esa escena que parecĂa un sueño, se encontraba en un vestido blanco sencillo, su cabello ondeando al viento, con ojos que brillaban con una mezcla de esperanza y miedo.
Frente a ella estaba un joven Lucien, mĂĄs joven, mĂĄs puro, sin las cicatrices que el tiempo y la guerra le habĂan dejado. Su mirada profunda la atravesaba con un amor tan intenso que parecĂa quemar el aire entre ellos.
âNo importa lo que diga la manada, ni los vampiros âsusurrĂł ellaâ. Nuestro amor estĂĄ por encima de todo.
Lucien tomĂł sus manos con firmeza, sus ojos brillando con determinaciĂłn.
âLo sĂ©. Pero el mundo no nos permitirĂĄ estar juntos sin consecuencias.
La tensiĂłn entre ellos era palpable, pero habĂa una luz en su abrazo, un refugio contra la tormenta que se avecinaba.
De repente, un sonido roto los sacudiĂł. Pasos apresurados, una sombra que se movĂa entre los ĂĄrboles. Caius apareciĂł, su figura amenazante y sus ojos llenos de odio.
âNo permitirĂ© que destruyan lo que he construido âdijo con voz frĂaâ. Este amor es una debilidad que debo borrar.
Lucien se interpuso entre Aeryn y Caius.
âSi quieres destruirnos, tendrĂĄs que pasar por mĂ.
La batalla comenzĂł, un choque de poderes y voluntades, que terminarĂa con una herida profunda en sus almas y en su historia.
El eco de la batalla en el bosque seguĂa resonando en la mente de Aeryn cuando se encontrĂł de nuevo en la terraza del rascacielos, bajo la frĂa luz de la luna. Lucien la miraba con preocupaciĂłn, sus ojos azules intensos llenos de preguntas no dichas.
âAeryn âcomenzĂł con voz suaveâ, tenemos que hablar sobre el niño.
Ella respirĂł hondo, tocando suavemente su vientre, donde sentĂa el latido tranquilo, pero poderoso, de una vida que habĂa cambiado todo.
âNo sĂ© quĂ© es lo que tiene, Lucien ârespondiĂłâ. Pero puedo sentir que no es un bebĂ© comĂșn.
Lucien dio un paso hacia ella, con cuidado, tratando de no asustarla.
âNuestra sangre, y la de Caius, se mezcla en Ă©l âexplicĂłâ. Eso lo hace Ășnico, pero tambiĂ©n vulnerable.
Un silencio pesado cayĂł entre ellos.
âSi Caius logra controlarlo, no solo perderemos al niño âcontinuĂłâ, sino que puede desencadenar una guerra que destruirĂĄ todo lo que conocemos.
Aeryn sintiĂł un escalofrĂo recorrer su espalda. La idea de perder lo que llevaba dentro, de que la oscuridad lo reclamara, la llenaba de un miedo profundo.
âÂżY quĂ© podemos hacer? âpreguntĂł con la voz temblorosa.
Lucien la tomĂł en sus brazos, rodeĂĄndola con protecciĂłn.
âProtegeremos al niño, pase lo que pase. Pero tambiĂ©n debemos prepararnos para lo que estĂĄ por venir.
Mientras la luna seguĂa su camino en el cielo, la pareja sabĂa que sus vidas nunca serĂan las mismas. El destino del niño, la sombra de Caius y los ecos del pasado se entrelazaban en una red que parecĂa imposible de romper.
Mientras Aeryn y Lucien intentaban asimilar la magnitud de la amenaza, la puerta del despacho se abriĂł de golpe y Selene apareciĂł, sus ojos oscuros brillando con urgencia.
âNo tenemos mucho tiempo âdijo con voz firmeâ. No solo Caius estĂĄ tras el niño.
Aeryn frunció el ceño, con la mente agitada.
âÂżQuiĂ©n mĂĄs podrĂa estar interesado?
Selene respirĂł hondo, como si cargar con ese secreto le pesara enormemente.
âUn cazador âexplicĂłâ. No es un enemigo comĂșn. Puede manipular el tiempo, moverse entre momentos pasados y futuros, y cazar a quienes cree que pueden alterar el destino.
Lucien dio un paso adelante, tenso.
âÂżUn manipulador del tiempo? Eso cambia todo.
Selene asintiĂł.
âYa hay señales de que estĂĄ cerca. Lo mĂĄs preocupante es que sabe del poder del niño y estĂĄ dispuesto a todo para capturarlo.
Aeryn apretĂł con fuerza el medallĂłn que llevaba en el cuello, sintiendo la urgencia crecer dentro de ella.
âÂżCĂłmo podemos detenerlo?
Selene la mirĂł con gravedad.
âPrimero, tenemos que proteger al niño y evitar que caiga en sus manos. Segundo, debemos descubrir quĂ© motivaciones tiene realmente este cazador y cĂłmo puede afectar la lĂnea temporal.
Lucien la observĂł con determinaciĂłn.
âNo podemos permitir que el futuro que queremos se destruya por esta amenaza.
Aeryn se acercĂł a ambos, decidida.
âEntonces, no queda mĂĄs opciĂłn que enfrentarlo, cueste lo que cueste.
El frĂo de la noche se volviĂł mĂĄs intenso, como un presagio de la batalla que se avecinaba.
Y en las sombras, el cazador observaba, calculando cada movimiento, listo para cambiar el destino de todos.
La noticia de un cazador que manipulaba el tiempo sacudĂa todo lo que Aeryn creĂa saber. No solo estaba huyendo de un vampiro obsesionado con su hijo, sino que ahora el mismĂsimo flujo del tiempo estaba en peligro. Y con Ă©l, su amor. Su bebĂ©. Su vida entera.
Lucien, de pie junto a Selene, hablaba de medidas de seguridad, de sellos mĂĄgicos, de barreras invisibles. Pero Aeryn apenas escuchaba. Algo dentro de ella se agitaba, como si un recuerdo luchara por salir a la superficie.
De pronto, su visiĂłn se tornĂł borrosa. El suelo pareciĂł desvanecerse bajo sus pies y el medallĂłn colgado a su pecho ardiĂł.
En un instante, se encontrĂł de nuevo en el pasado⊠pero no como antes. Esta vez no era una espectadora: era ella misma. Consciente. Dolorosamente lĂșcida.
Estaba en la sala del castillo, vestida con ropas oscuras, esperando a Lucien en la penumbra. Pero no fue él quien llegó primero.
Caius.
Joven, aĂșn mĂĄs cruel en su arrogancia.
âTe dije que Ă©l no era digno de ti âdijo con voz bajaâ. ÂżAcaso no ves que su amor solo traerĂĄ guerra?
âÂżY el tuyo quĂ© trae? âreplicĂł Aeryn, con desprecioâ. Mentiras. Sangre. Muerte.
Caius se acercĂł mĂĄs, con una mezcla de deseo y rabia.
âTe ofrecĂ todo. Un imperio. Poder. Eternidad a mi lado.
Ella temblĂł, pero no retrocediĂł.
âY te rechacĂ©. Siempre lo harĂ©.
Caius apretó los dientes⊠y luego sonrió con frialdad.
âEntonces no me dejas mĂĄs opciĂłn.
Fue entonces cuando Lucien entrĂł.
Y vio lo que no debĂa ver.
Caius, demasiado cerca de Aeryn. Ella, jadeando. El medallĂłn en el suelo, como si hubiera sido arrancado.
Lucien no preguntĂł. No dudĂł. Sus ojos se llenaron de traiciĂłn.
âNo... âsusurrĂł ellaâ. ÂĄEs una trampa!
Pero era tarde.
El ataque fue instantĂĄneo. Gritos. Magia. Y sangre.
Una traiciĂłn nacida no del corazĂłn, sino de una ilusiĂłn. Una mentira sembrada por el vampiro mĂĄs astuto de todos.
Y asĂ, su amor fue roto.
Aeryn despertĂł en la oficina de Selene, jadeando, con lĂĄgrimas en los ojos.
Lucien estaba a su lado, tomĂĄndole la mano.
âÂżQuĂ© viste? âpreguntĂł Ă©l, con suavidad.
Ella lo mirĂł a los ojos, con el corazĂłn en la garganta.
âVi la noche en que todo se rompiĂł. Y ahora sĂ© que nunca me traicionaste. Fuiste tĂș quien se sintiĂł traicionado... por una mentira.
Lucien parpadeĂł, sorprendido. Su voz saliĂł baja, quebrada.
âHe cargado con ese recuerdo durante siglos. Pensando que te habĂa perdido por mis propios ojos, por no confiar.
Aeryn apretĂł su mano con fuerza.
âNo te culpo. Pero ahora sĂ© la verdad. Y no dejarĂ© que nos la arrebaten otra vez.
En ese momento, su bebé se movió dentro de ella, como si respondiera a sus palabras.
Selene, de pie en silencio, desviĂł la mirada. SabĂa que vendrĂan tiempos oscuros. Pero tambiĂ©n sabĂa que el amor que volvĂa a nacer en ese instante serĂa su mayor arma.
Afuera, el viento soplaba con violencia.
En las sombras, el cazador del tiempo caminaba entre lĂneas que nadie mĂĄs podĂa ver. Y en sus labios, un nombre: Aeryn.
El juego apenas habĂa comenzado.