52. No lo desees.

Él no dijo nada.

No se movió, solo esperó.

Ella sabía que lo disfrutaba haciéndola sentir tan vulnerable.

Lo excitaba tener el poder sobre ella, haber ganando.

Los dedos de Lana apenas rozaron la piel de sus hombros, y sin embargo, Eryx inhaló como si acabaran de abrirle el pecho.

Sus dedos tocaron apenas los hombros de él.

Duros.

Cálidos.

Las yemas de sus dedos se hundieron en su espalda, lentamente y Eryx no dijo una palabra, pero su cuerpo reaccionó como si cada roce fuera una condena.

El deseo que sentía por esa hembra iba más allá de lo normal.

Lana sintió el calor bajo su piel, la fina capa de sudor que lo cubría, la tensión acumulada, cada músculo de él.

¿Por qué había accedido?

Obviamente porque no podía decirle que no.

Sin embargo, odiaba que una parte de ella disfrutara tocándolo.

Ella lo sentía tan cerca, y tan lejano al mismo tiempo, que eso la enfurecía.

"Estúpida." pensó mientras apretaba más aún sus hombros. "No lo hagas personal, es solo un masaje, nada más, él te obli
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