49. Mentira
El rugido llenó la sala como una ola de furia.
En un segundo, Eryx cruzó el espacio entre ellos y sujetó a Caius del cuello contra la pared.
—No. Tengo. Luna. —Cada palabra fue escupida como veneno.
—Entonces, ¿Por qué…?
—¡Por que nada! ¡Porque no puedo tenerla! —gritó Eryx.
Caius lo miró, sin miedo.
La mano que lo sujetaba temblaba, ellos habían tenido enfrentamientos peores que ese, así que poco le importaba.
Eran como hermanos, habían crecido juntos y él mejor que nadie conocía a Eryx.
—¿No puedes… o no quieres?
Eryx lo soltó con un empujón.
Se alejó, respirando agitado.
El licor en su garganta no era suficiente para apagar el ardor que sentía por dentro.
Caius se frotó el cuello, pero no dejó de mirarlo.
—¿Tiene que ver con tu madre?
El Alfa se quedó de espaldas a él.
—No vuelvas a mencionarla.
—Tu padre murió por ella. Lo sé. Todos lo saben. Pero no tienes que repetir esa historia, Eryx. No tienes que terminar solo por miedo a amar como él lo hizo.
—Ella nos dejó —gruñó Eryx—