Mundo ficciónIniciar sesiónEl sótano del complejo Draeven había sido transformado en algo que Adriana apenas reconocía. Las paredes de piedra antigua, normalmente desnudas, estaban ahora equipadas con diversos implementos que parecían sacados de algún manual de tortura medieval. La luz era tenue, apenas lo suficiente para que sus ojos de medio vampiro pudieran distinguir las siluetas de los objetos dispersos por la habitación.
—Bienvenida a tu evaluación —la voz de Lucien resonó desde las sombras antes de que su figura emergiera con aquella elegancia sobrenatural que siempre la desconcertaba.
Adriana tragó saliva, intentando mantener la compostura. Vestía ropa de entrenamiento ajustada que Lucien había seleccionado personalmente: leggins negros que se adherían a cada curva de sus piernas y una camiseta sin mangas que dejaba expuestos sus brazos y parte de su espalda.
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