No es de mi agrado estar en estos eventos, pero no puedo dejar solo a Lucas. Él se encuentra distante y pensativo, no ha hablado mucho, y más de una vez lo he visto con la mirada perdida. Opté por no molestarlo, sé que no le gusta hablar; con un simple acercamiento, él sabe que no está solo y eso lo reconforta.
Lucas adoraba a su padre, era su ejemplo a seguir, su héroe; como dijo F. Scott Fitzgerald: "Enséñame un héroe y te escribiré una tragedia".
Creo que ahora entiendo a lo que se refería.
—¿Cómo está? —se preocupa Alex por Lucas.
—Hecho m****a; pero no se va a dejar ver así —respondo.
—Lo superará.
—Sí, lo sé —afirmo—. Se supera, pero no se olvida.
Lucas se acerca al estrado a decir unas palabras en honor a su padre, luego del turno de su madre, quien habló y lloró sin poder contenerse y, conociéndola, sin querer hacerlo. Creo que le va a costar más a ella que a Lucas seguir adelante. Él va a tener que ayudar mucho a su madre para que no caiga, esa mujer amaba a su marido, se tenían un amor incondicional; Ese hombre la miraba con adoración y ella con admiración, ellos eran una muestra viviente de que el amor sí existe, y eran los ejemplares que alguien con mal de amores necesitaba para no desanimarse.
Recuerdo que cuando a Sole le iba mal con algunos de sus novios, ella siempre decía que se enamoraba y después la tenía en mi casa como una burda imitación personificada de Bridget Jones, con helado, películas románticas y chocolate en barra. Cuando eso no le servía, me arrastraba a la casa de Lucas, solo para ver a sus padres mostrando su amor y dándoles esperanzas. Y así volvimos de nuevo en modo cazadoras, y esperábamos en silencio detrás de los arbustos «paradójicamente» a su próxima presa.
—Primero de todo, muchas gracias a los presentes —comienza Lucas su discurso—; sé que hay personas que no pudieron estar, a ellos también muchas gracias; más que nada, les agradezco por ser parte de la vida de mi padre. Él fue, es, y siempre será mi héroe; por él me enlisté en la policía, por él creí, y creo en la justicia; por él es que hoy atrapo a los malos, como decía cuando era chico y le contaba que quería ser como él, ser de los buenos y meter a la cárcel a los malos. Para mi padre, primero era su familia, sus amigos, y luego su trabajo. Aunque pareció en más de una oportunidad que primero estaba su trabajo, no era así; trabajó por nuestra seguridad, para que tengamos un lugar mejor, nos decía, y después de mucho tiempo, después de haberme enojado más de una vez con él, porque no llegaba a darme un beso de buenas noches oa leerme mi cuento de héroe preferido —sonríe al recordar—. Ese cuento se trataba simplemente de él; Antes de dormir, me contaba cómo atrapaba al hombre malo. En fin; ahora, ya de grande entiendo por qué trabajó tanto y no puedo expresar lo orgulloso que estoy, y siempre estuve de él —toma una respiración profunda y sigue—. William Shakespeare dijo: "Cuando a un padre le entregan a su hijo, los dos ríen. Cuando a un hijo le entregan a su padre, los dos lloran" —con eso, visualizo como una lágrima cae, y se baja del estrado sin decir más nada.
Nos dirigimos nuevamente a lo de mi madre en un profundo silencio, las palabras de Lucas todavía hacen eco en mi cabeza; todos nosotros, sus amigos, vamos a tener un gran trabajo para sacarlo adelante.
Al llegar bajamos del auto y, cuando nos estábamos acercando a la casa, me doy cuenta de algo verdaderamente raro.
—La puerta... —murmuro.