—¿Qué? —Alex me mira y luego mira la puerta. Mi corazón empezó a latir rápidamente y mi piel se erizó por completo. Lo único que puedo pensar es en Aye. Por instinto miro hacia atrás, donde Lucas y Gaby bajaban de su auto, y saco mi arma de mi bota — ¿Qué haces? —indaga confundida.
—Lucas —le señalo la puerta con la cabeza.
Él me mira, mira la puerta y vuelve a mirarme, pero esta vez observa el arma que llevo en la mano; comprende lo que pasa y saca su arma, al igual que Gaby, aproximándose a nosotros.
—Al auto —les dice Gaby a Sole y Erik. Ellos miran la escena con confusión—, ahora. Llama al 911 —ordena. Yo me adelanto y siento una mano en mi muñeca.
—No —súplica Alex. Solo niego con la cabeza y me zafo del agarre, yendo rápidamente a la puerta; él no entiende, es mi hija la que está ahí.
—Lina —vocifera Lucas. Tampoco hago caso y me adentro a la casa; lo escucho como maldice, y en segundos lo tengo detrás de mí—. Ponte atrás —ordena, colocándome a su espalda.
Sabe que voy a seguir