—Lina, Lina —me zarandea Sole para despertarme.
— ¿Qué? ¿Qué pasa? —pregunto refregándome los ojos.
—Nada; me desperté y tengo hambre, pero no quiero bajar sola, y no puedo pedir que traigan el desayuno a la habitación, ya que por teléfono no van a ver cuándo les haga la seña del cortado —demanda, haciendo la seña del cortado con el dedo índice y el pulgar. Me empecé a reír, imaginándome lo ridículo de la situación—. No te rías, hablo en serio. Dale levántate, salgamos de aquí —me dice, mientras me empuja fuera de la cama agarrándome de los tobillos.
—Bien, bien.
Me levanto, estiro mi cuerpo para desplazar el sueño y luego salgo al salón para dirigirme a la ducha. Sole había puesto música, más precisamente " I need your love " de Calvin Harris & Ellie Goulding, y lo está cantando a gritos. Por la santísima Trinidad, canta muy mal la descarada, pero lo hace con pasión.
—Dios, Sole, Calvin Harris se acaba de tirar del último piso, y todo por tu culpa —bromeo, mientras me tapo los oídos finciendo sufrimiento.
—Muy graciosa —dice, y me tira un almohadón del sofá—. Por tu bien, más vale que te bañes de una buena vez, o te saco así como estás para ir a desayunar —amenaza apuntándome con su mejor amigo, el dedo índice.
—Me gustaría ver como intentas eso —la desafío, cruzándome de brazos.
—Bueno, no voy a poder hacerlo; pero lo que sí puedo hacer es que, cuando nos cruzamos otra vez con el impactante rubio, ya sabes, ese que parece un Dios griego, que estoy segura lo vamos a volver a ver —ya me estoy poniendo rígido, y todavía no me dijo qué pensaba hacer si lo veía de nuevo—, me voy a acercar a él, ya decirle que mi amiga —me apunta— tiene unas ganas locas de llevar a la cama y hacerle cochinadas —entrecierro los ojos para intimidarla, pero déjo de hacerlo cuando noto que no causa el efecto esperado.
—Más te vale que no hagas estúpidos —le advierto, porque sé que es capaz de hacer algo así.
—Tengo hambre —canturrea con tono de amenaza.
—En quince salgo —le aviso, y me meto dentro del baño sin darle lugar a que siga con sus advertencias.
Salgo de la ducha y me dispongo a vestir; opte por un pantalón de cuero negro, una camisa gris y una chaqueta de cuero. Una vez arreglada voy al encuentro con mi mejor amiga, quien me esperaba con impaciencia.
—¿Y la Harley? —bromea al verme.
—Muy chistosa, Lindsay Lohan —le digo al verla vestida toda de blanco, como lo hizo la actriz en la película "Golpe de suerte".
Bajamos al comedor del hotel a desayunar, las dos sonrientes. El aroma a comida y café llamaron despavoridamente a mi estómago, haciéndome saber que tenía hambre. Mientras estábamos esperando que nos traigan la orden, a nuestra mesa aparecieron las chicas colombianas que conocimos la noche anterior en el bar del hotel.
—Hola chicas, veo que se levantan tarde también —saluda Lisa.
—Sí, la dormilona es ella —me acusa Sole, señalándome.
—El dedo Sole. ¿Se quiere sentar?
—No, gracias; íbamos de salida. Estamos llegando tarde a la sesión de fotos —responde Tania, poniendo cara de frustrada y rodando los ojos.
—Oh, que lástima —exclama Sole.
—Traigan un modelo de los suyos, por favor —les suplico haciendo ojitos.
— ¿Para ti? —pregunta Tania.
—No, para mi amiga —digo señalando a Sole—. Necesita fuki-fuki, anda media desorientada —bromeo.
— ¿Qué es fuki-fuki? —pregunta Lisa, arrugando la frente.
—Es... —le explico haciendo señas obscenas con las manos, y ellas comienzan a reír.
—Trataremos de hacer lo posible —dice riendo Lisa.
—Sí, pero igual nos veremos esta noche, ¿verdad? ¿Nos van a acompañar? —habla Tania.
—Obvio que sí; nosotras no nos perderíamos una salida, ni locas —entona mi amiga, muy emocionada.
—Ok, nos vemos esta noche entonces. Hasta luego, chicas —se despidie-ron y salieron contoneando las caderas.
— ¡Qué emoción! —chilla Sole, exaltada en cuanto las colombianas se fueron.
—Vamos a conocer la noche alemana en un lugar cubano, muy emocionante —bromeo haciendo muecas.
—Es raro, ¿no? Pero a quién le importa; vamos a hacer lo que nos gusta, esta noche es nuestra —afirma, cada vez más eufórica.
—Sí, hay que buscar algo bien caliente para ponernos. ¿Las viste como iban vestidas anoche? —abro grande los ojos, para darle más énfasis a su vestimenta.
-Si; a parte, son muy sexys...—examina ella, pensativa.
—Y tienen un culo para dos cuerpos.
Cuando termino de decirlo, las dos nos miramos el culo al mismo tiempo y nos empezamos a reír. Estamos en falta con nuestras partes traseras; somos latinas, igual que ellas. Dios, ¿por qué eres tan injusto? Muy mal haces la repartija.
—Vayamos a recorrer el jardín inglés —propongo.
—Vamos a donde quieras —demanda resignada; Sabe bien que no me voy a quedar quieta.
Recorrimos el jardín y luego nos metimos en unas tiendas para comprar regalos para llevarles a nuestras familias, a Lucas y Gaby. Ya teniendo los regalos de casi todos, solo me falta el de Lucas; pero Sole se estaba quejando y quería volver, así que la envié de nuevo al hotel, sola, y yo seguí con mi búsqueda para el regalo de mi mejor amigo. No le gustó mucho que anduviera sola por un lugar que no conocemos, pero no quería volver; Todavía no quiero volver, no vine a la otra punta el mundo para encerrarme en un hotel, ni de chiste.
" Animals ", de Muse, empezó a sonar sacándome de mi ensimismamiento. Uno de los temas preferidos de Lucas.
—Hola, Lu —atiendo el celular.
— ¿Cómo estás, nena?
—Bien; De hecho, estaba pensando en ti —le hago saber.
—Ah, ¿sí?
—Ajám.
—Seguro que vas a pedirme algo —bromea.
—En realidad, es por tu regalo —le digo—. Verás, estaba buscando qué llevarte, y hace un momento pasó por un lugar que me llamó la atención; entonces, me dije: "esto es un gran regalo, justo para mi querido amigo Lucas".
—Ay, Lina, sé que me voy a arrepentir de esto —y no sabe cuánto — ¿Cuál es ese gran regalo justo para mí? —pregunta temerosa.
—Conocí una linda alemana, de esas bien rubias, mmm... De esas bien frívolas; de las que les gusta el sexo duro, de las que les gusta que la aten y...
—Basta, Lina —interviene, carcajeándose—. Sabía que no tenía que preguntar.
— ¿No te gusta mi regalo? —finjo tristeza—. Ella sueña con conocer Argentina, y además vio una foto tuya y quedó enamorada —sigo con la farsa, mientras él ríe.
—Lina, no me gusta eso; y por favor, no sigas —suplica, riendo.
—Te la estés imaginando, ¿no es así?, cochino —le acuso. Sé perfectamente que esas cosas no le gustan, por eso la broma; se moriría de risa si algún día se encuentra con alguien así.
—Veo que tus chistes malos siguen intactos —azuza.
—No son tan malos —entono, finciendo que estoy afligida.
—Solo espero que no se te dé por meterte en esos lugares —no pude evitar reír por su ocurrencia.
—Por favor, Lucas, ¿por qué haría eso?
—Por curiosa; los dos sabemos que tu maldita curiosidad te gobierna, y más de una vez te mete en algún embrollo —ahora está hablando con seriedad, ya no se está divirtiendo con el chiste.
—Lucas, no voy a hacer eso; no lo haría —intento hacerlo entender.
—Eso espero —suspira—. En serio Li, no quisiera verte en algo así.
—No te preocupes, eso nunca va a pasar —le prometo—; al menos, no a tal extremo —bromeo de nuevo, tratando de minimizar este tema.
—Lina —advierte.
—Sí, sí; entiendo —suspiro—. Te extraño... Y a Gaby también.
—Nosotros también, y ya quiero que vuelvan, que Gaby me está volviendo loco contándome anécdotas que pasamos con ustedes, una y otra vez —Rio ante la declaración—. Tan solo pasaron tres días y está así, no sé si voy a llegar a terminar la semana a este paso.
—Eres malo, Lucas Reinoso; No seas así, Gaby es un amor.
—Sí, dices eso porque no son ustedes las que lo tienen que aguantar —apostilla.
—Dale un beso de mi parte.
—Ni de m****a. Lo que me faltaba, Lina; sabes que te quiero, pero jamás besaría a Gaby —no puedo parar de reír—, ni borracho haré eso —termina diciendo.
—Bien, estréchale la mano entonces.
—Eso sí lo puedo hacer. —Hace silencio por un momento, para luego volver a hablar—. De verdad, ¿estás bien? —pregunta.
—Sí, muy bien. Este lugar es asombroso; y eso que casi no vi nada, me falta mucho por recorrer.
—Me alegro. Oye, tengo que volver al trabajo.
—Está bien, besos para ambos.
—Cuídate, te quiero.
—Igual, te quiero —cuelgo, inspiro profundo y me digno a seguir mi camino.
Tengo que conseguir el regalo para Lucas y después volver al hotel, antes de que Sole enloquezca, atormente a alguien, o se disponga a pedir un cortado por teléfono.