Llegamos al bar de Billie y, después de saludarlo, nos dirigimos a nuestra mesa de siempre.
— ¿Qué van a tomar? —nos pregunta una mesera; debe ser nueva, porque no la conozco.
—Tres cervezas, cariño —contesta Ian.
Definitivamente era nueva, él ya estaba midiendo el terreno; Ella se limitó a sonreír y asentir con la cabeza. Tiene ese efecto con todas las chicas y él lo sabe, y como es de esperar, lo utiliza siempre.
—Vamos Ian, ¿en serio? ¿Con la mesera? Si se entera Billie, te vuela las pelotas —le dice Erik después que la chica se fue.
— ¿Qué tiene? Es sexy, y Billie no se tiene por qué enterar —espeta.
La verdad que sí, es una chica muy sexy; alta, delgada, cabello castaño y ojos color miel. Una mujer muy linda.
—Como digas; yo no me arriesgaría, me gustan mis pelotas donde están —aconseja Erik.
— ¿Cómo te llamas, preciosa? —pregunta mi primo a la mesera cuando se acerca a dejarnos las cervezas, ignorando completamente lo que le dijo Erik.
—Marissa — responde, tímidamente, sonriéndo