Capítulo 35-Alex

Llegamos al bar de Billie y, después de saludarlo, nos dirigimos a nuestra mesa de siempre.

— ¿Qué van a tomar? —nos pregunta una mesera; debe ser nueva, porque no la conozco.

—Tres cervezas, cariño —contesta Ian.

Definitivamente era nueva, él ya estaba midiendo el terreno; Ella se limitó a sonreír y asentir con la cabeza. Tiene ese efecto con todas las chicas y él lo sabe, y como es de esperar, lo utiliza siempre.

—Vamos Ian, ¿en serio? ¿Con la mesera? Si se entera Billie, te vuela las pelotas —le dice Erik después que la chica se fue.

— ¿Qué tiene? Es sexy, y Billie no se tiene por qué enterar —espeta.

La verdad que sí, es una chica muy sexy; alta, delgada, cabello castaño y ojos color miel. Una mujer muy linda.

—Como digas; yo no me arriesgaría, me gustan mis pelotas donde están —aconseja Erik.

— ¿Cómo te llamas, preciosa? —pregunta mi primo a la mesera cuando se acerca a dejarnos las cervezas, ignorando completamente lo que le dijo Erik.

—Marissa — responde, tímidamente, sonriéndole, antes de ir a atender otra mesa.

Dios, ya la tiene donde quiere.

—Mira quien está allí —señala Ian, prácticamente gritando.

Miramos hacia el lugar donde señalaba; Luego de ver a la persona que apuntaba, nos miramos con Erik. No puede ser. ¿Qué hacía ella aquí? Nuestras miradas se encontraron y me sentí decepcionado; Luego de unos segundos, se estaba levantando y caminando hacia nosotros.

—Hola —saluda, sonriendo cuando se acercó a nuestra mesa.

— ¿Cómo estás, Rachel? Tiempo sin verte —responde Ian.

Rachel Sanson, mi ex, es una hermosa mujer, con su cabello oscuro, ojos canela, nariz refinada, y muy buena en la cama debo aclarar; Estuvimos juntos, creo que como dos años. Después que nos separamos, a veces, cuando nos encontrábamos por casualidad, teníamos lo que se dice "sexo casual". Pero eso fue hace ya un tiempo, ya que se había comprometido con un tipo británico cuyo nombre no recuerdo, sinceramente.

—Bien, visitando viejos lugares; y tú, Alex, ¿cómo has estado? —me pregunta.

—Bien, trabajando como siempre. ¿Y tú prometido?

—De hecho, ya no tengo más un prometido —entona con complicidad— Oigan, estoy con unas amigas. ¿Podríamos sentarnos con ustedes? —pregunta y con Erik nos miramos, ya que nuestra situación no era la misma de antes; él estaba con Sole, y yo todavía no podía sacarme de la cabeza a Lina.

—Claro —entona Ian sin pensarlo dos veces. Genial, él no sabe que Erik ya no está solo.

Ella les hizo señas a sus amigas y se unieron a nosotros.

—Ellas son Anna y Regan —presentando señalando a sus amigas—. Ellos son Ian, Erik y Alex —hace énfasis en mi nombre como marcando territorio; ahí vamos.

Después de tomar demasiado, todos sin excepción, Ian se encontró bailando con una de las amigas de Rachel; un baile muy comprometido, ya tiene a quien llevar a su cama. Erik estaba, con todas sus fuerzas, tratando de mantener a la otra amiga de Rachel a la distancia, lo cual se le complicaba, ya que con cualquier movimiento ella procuraba rozarlo de alguna manera. Yo estaba escuchando a Rachel, o eso aparentaba.

—No estás conmigo —la oigo decir conforme me acaricia la mejilla con sus largos dedos.

—¿Qué quieres decir? —pregunto, haciéndome el desentendido.

—Que no me escuchas —susurra en mi oído.

—Disculpa. ¿Qué me decías?

—Vamos a bailar —arremete ella.

—No, no creo que sea buena idea —niego sutilmente.

—Oh, vamos; recuerdo que te movías muy bien —ronronea, y no me dio tiempo a replicar: me arrastró hacia la pista.

Estuvimos bailando; mejor dicho, ella me bailo, literal, rozó y frotó todo su cuerpo contra el mío, mientras yo trataba de separarla de mí siendo sutil. Pero hacia caso omiso a mi reacción.

—Quiero recordar viejos tiempos contigo —susurra en mi oído y luego pasa su lengua por él; Antes, con ese acto se me hubiera puesto dura, pero esta vez no sentí absolutamente nada.

—Creo que va hacer mejor que me vaya a casa —le aviso, ignorando su insinuación.

—Eso me gusta, vamos a tu casa —exclama, tira de mí y me besa; yo me dejo llevar, hasta que no sé por qué se me cruza Lina en la cabeza. M****a; la separo de mí.

—No, Rachel, yo voy solo a mi casa; no quiero ser grosero, pero no quiero estar contigo —le aclaro.

—¿Hay otra mujer? —cuestiona.

—Sí... No —contesto, bajando la cabeza.

—Sí, ¿o no? —vuelve a preguntar.

—Solo quiero estar solo, Raquel; lo siento —dicho eso, me doy la vuelta y camino hacia la mesa a buscar mi chaqueta; en ese momento Erik me visualiza y me suplica con la mirada que lo salvara, él nunca fue bueno para sacarse de encima a las mujeres que no le interesaban, teme ser grosero, entonces me acerco—. Erik, nos tenemos que ir; lo siento muñeca, pero... cosas del trabajo —diciendo eso e ignorando la cara de engaño de la mujer, nos marchamos de ahí.

 

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