Capítulo 119-Alex

Los tres nos miramos, e instintivamente nos elevamos de hombros. Salimos detrás de ella y se detiene de golpe, mirando a su alrededor con el ceño fruncido.

— ¿Pasa algo? —la interrogo posicionándome a su lado.

—Hacía mucho que no estaba aquí —responde sin mirarme, solo daba vueltas la cabeza observando el lugar.

—¿Conoces el lugar? —quiere saber Ian.

—Sí... Le perteneció a un tío de Dany; esta muer...

Se calla al instante, se queda quieta en el lugar, mirando hacia un punto fijo; todos nos giramos hacia donde ella mira y vemos a un hombre correr, perdiéndose en cuanto dobló en una esquina del pasillo. Lina se repone y sale corriendo tras él.

—¡¿Adónde vas?! —le grito, pero sigue corriendo, ignorando mi pregunta.

—¡Lina! —grita Gaby—. M****a... Vamos, antes de que haga alguna cagada.

Salimos corriendo tras ella, pero no llegamos muy lejos; unos cinco hombres nos interceptaron. Escucho dispara a mi lado y dos de ellos caen, los otros aprovechan y desarman a Ian ya Gaby. Por el rabillo del ojo visualizo a Dany correr hacia el otro lado, y yo lanzo contra él, dejando a los demás peleando.

Dobla en un pasillo y lo sigo; en cuanto doble, un golpe en el rostro me deja inhabilitado y mi arma cae. Me repongo justo cuando me lanza otro puñetazo al rostro, el cual logro esquivarlo y le doy un derechazo que lo manda contra la pared; Voy hasta él y lo golpeo en la boca del estómago, se inclina, lo levantado del cuello y pego mi rostro al suyo.

—Voy a matarte, nadie va a volver a tocarla —juro entre dientes, y me sonríe.

—Ella siempre va a ser uno de nosotros —Me patea la rodilla, haciendo que caiga al suelo.

—Ella no es como tú —sentencia desde el piso.

Me lanzo sobre él haciendo que ambos cayéramos. Dimos vueltas en el suelo, dándonos golpes uno al otro; logro separarme y me levanto escupiendo sangre de mi boca. Cuando se está por levantar le pateo la cara y cae hacia atrás, me acerco para volver a golpearlo y me barre, logrando que caiga también; se levanta, y con un rápido movimiento me golpea en las costillas, provocando que me retuerza en el lugar; Vuelve a golpearme, esta vez en el estómago.

—¡Ella es mía, siempre fue mía! —grita conforme me patea en el estómago; deja de golpearme y agarra mi rostro—. Nunca va a dejar de serlo —habla apretando los dientes, pegado a mi cara.

Aprovecho su descuido y le doy un puñetazo en la rodilla, haciendo que me rompa los nudillos por el golpe y que él caiga a mi lado. Diviso el arma a su lado, me acerco; golpeo su cara de una patada y la alcanzo, antes que pueda reaccionar alguno de nosotros, y sin pensarlo, le disparo dos veces en el pecho y una en la cabeza. Me dejo caer al suelo, deslizándome por la pared, mirándolo, tendido en el piso, ya muerto, mientras trato de recuperar la respiración.

—Vaya... —oigo decir, levanto la vista y me encuentro con Ian parado a un lado del cuerpo de Dany.

— ¿Encontraste a Lina? —le pregunto, observando como con el pie mueve el cuerpo del hijo de puta. Niega con la cabeza—. Vamos a buscarla —Me levanto, y Gaby llega corriendo.

—Mierda —dice al ver al muerto—. Veo que entendiste cuando dije que no importaba llevar muerto —exclama, y ​​luego ve mi mano—. ¿Estás bien? —pregunta, señalándola.

—Sí... Hay que buscar a Lina.

Comenzamos a caminar con pasos rápidos en la dirección que había tomado ella. A unos cuantos metros escuchamos un grito; los tres páramos en seco.

—¡¡Ahhh!! —otra vez el grito, era un hombre el que gritaba, el cual sonaba desgarrador.

—¡Qué carajos! —exclama Ian. Con Gaby nos miramos y comenzamos a correr hacia donde provenía el sonido—. ¿Qué hacen? Hay que buscar a Lina —grita Ian.

—Eso hacemos —indica Gaby.

—No jodas...

Llegamos al lugar de donde proviene el grito del hombre, que no cesaba. Con Gaby nos miramos y asentimos al unísono; tomo una respiración profunda y pongo mi mano en el pomo de la puerta, la abre con fuerza, haciendo que se estrelle contra la pared, Gaby me pasa apuntando con el arma, y ​​vemos a Lina de cuclillas al lado de un tipo.

—Sabes, a mí Dany no me prohibió tocarte la cara... —habla con voz de burla, y con una navaja rasga una de las mejillas del hombre, del que volvió a salir otro grito desgarrador.

—Lina? —susurro, sin poder creer lo que estoy viendo

Escaneo al pobre diablo que estaba tendido en el suelo, con las manos atadas con lo que parece ser un cable, tiene cortes profundos en las piernas, brazos, pecho y abdomen. Creo que le está haciendo los mismos cortes que le hicieron a ella.

— ¿Qué estás haciendo, Lina? —le cuestiona a Gaby, acercándose a ella con cuidado. Lina se gira y le sonríe.

—Cumplo una promesa pendiente —responde.

Vuelve a girarse hacia el hombre y corta lentamente su frente. Parece como si estuviera poseída.

—Qué m****a... —murmura Ian al verla.

—Tenemos que irnos, Lina —habla Gaby, ahora mucho más cerca de ella—. Lina, ya te vengaste; ahora vámonos. Lo meteremos en la cárcel así…

—No se trata de venganza, se trata de una promesa —Respira y gira la cabeza hacia el tipo—. Se lo prometí cuando me estaba torturando —Se agacha y toma el rostro de él—. ¿Recuerdas mi promesa? —le pregunta de manera lasciva.

Está a punto de volver a cortarle el rostro, pero Gaby la intercepta y le quita la navaja.

—¡¡Basta!! —le grita—. Mueve el culo, Lina, tenemos que irnos... Ahora —le ordena, algo impaciente.

—No hasta que acabe con este hijo de puta —demanda.

—Lina, por favor, vámonos; este lugar está lleno de policías, ellos se van a encargar —Trato de razonar con ella, pero empieza a negar con la cabeza.

—Ay, por Dios, que alguien la arrastre afuera —vocifera Ian, y nosotros lo miramos con velocidad y el ceño fruncido—. ¿Qué? —Se eleva de hombros.

—Lina, no voy a repetirlo, vámonos —le vuelve a ordenar Gaby.

—Cuando termine con este idiota.

—Bien, hasta aquí llegué —esboza mí primo. Sin previo aviso, sin que podamos detenerlo, le dispara en la cabeza al hombre y se acerca a ella; rodeándola con sus brazos, le pone una mano en la boca—. Deja de pelear —le murmura en el oído, al verla que sigue removiéndose para soltarse de su agarre.

—Suéltala, Ian —grazno observando como peleaba. A los pocos según-dos ella dejó de pelear, de moverse, y sus ojos se cerraron—. ¿Qué le hiciste? —pregunto a punto de golpearlo. Él me lanza un frasco, el cual tomo en el aire—. ¿Somnífero? —murmuro, y Gaby se carcajea.

—Lo encontré en uno de los cuartos —Eleva sus hombros, restándole importancia.

—Bien hecho —Gaby le golpea el hombro a Ian—. Vámonos.

Mi primo alza en sus brazos a Lina y salimos del lugar.

A estas alturas, los policías ya habían ocupado toda la casa; a medida que avanzábamos nos encontrábamos con oficiales, llevándonos a los pocos hombres que quedaron con vida. Al salir pude ver como se llevaban el cuerpo de Dany, y suspiré al saber que ya había terminado todo, que no nos íbamos a preocupar más por él, que ya ni Lina ni Aye corrían peligro, ya no más.

—Bien hecho, chicos —Nos intercepta el jefe de ellos antes de llegar a las lanchas—. ¿Se encuentra bien? —pregunta al ver a Lina desmayada en brazos de Ian.

—Solo está dormida —le responde con una sonrisa.

—Bien, llévenla al hospital —Asentimos y nos metimos en la lancha.

—Todavía no puedo creer que lo hayas hecho —le digo al verlo depositar con cuidado a Lina en el suelo de la lancha.

Subo con ellos y la alzo, acomodándola en mi regazo.

—Estaba trastornada, no íbamos a poder calmarla... No teníamos otra opción —aclara, y me dedica una mirada—. Lo siento.

—Está bien, no hubiera podido hacerlo.

—Te confieso que estuve a un segundo de golpearte —declara Gaby. Luego se ríen, contagiándome—. Sabe que cuando despierte se va a vengar, ¿no? —Le dedica una sonrisa, como diciéndole que le van a cortar las pelotas, e Ian traga en seco.

Al ver su reacción, Gaby empieza a carcajearse y yo lo segundo. Sí, definitivamente se va a querer vengar; si se acuerda, es lo que hará. Bajo mi cabeza y la observa, le acaricio la frente, dando gracias en silencio por encontrarla, porque está bien.

Al llegar al otro lado de la isla, la carga en mis brazos para bajar, y diviso al helicóptero con paramédicos que nos proporcionó el jefe de policía para llevarnos a un hospital en Buenos Aires.

Los profesionales bajan con rapidez una camilla y cargan a Lina en esta; suben, y detrás de ellos subimos nosotros. Le introduce suero y la conectan a unos monitores, asegurándose que su pulso esté estable.

No me separo de su lado y no dejo de tocarla, todavía no caigo en la cuenta de todo lo que pasó, y que ella está conmigo aquí de vuelta, que está bien, que nos vamos a casa y que ya todo acabó; ya no existe más Dany, ni ninguna otra persona que venga a jodernos la vida. Creo que ahora ella va a estar más relajada, va a dejar de estar en alerta, o al menos eso espero; y si no es así, voy a asegurarme de que lo sea, voy a asegurarme de que deje de preocuparse, que pueda vivir sin sentirse perseguida y/o vigilada.

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