—¿Y Lina? —hago la pregunta de rigor.
—Ella no estaba en el auto; Aparentemente hubo un choque, pero no hay señales de Lina.
Un torrente de angustia se instaló en mi garganta, no puedo pensar con claridad, solo me quedo parado en el lugar sin hacer movimiento alguno; Perdiendo de a poco la visión, veo como todo se va desvaneciendo.
—Alex —Gaby pasa la mano por mis hombros, no sé en qué momento se paró y se acercó a mí; no lo vi, no veo casi nada—. Vayamos a ver dónde está el auto y después sacamos conclusiones, no nos precipitemos, ¿dale? — ¿Cómo hace para mantenerse intacto?
Asiento en silencio, y me ordeno mentalmente recuperar los sentidos; Lina me necesita entero y fuerte, tengo que mover cielo y tierra para encontrarla y cuidar de ella como se lo merece.
—Sole, tú te quedas; tienes que quedarte con Aye —ordeno apenas me recupero del estado shock, luego lo miro a Erik—. Te quedan con ella —Está a punto de abrir la boca para replicar, pero no le doy tiempo—. No puede quedarse sola —digo levantando un dedo, señalándola. Asiente y le agradezco en silencio.
Salimos los tres de la casa con rumbo a la dirección que le dieron a Ian; él va manejando, yo voy a su lado y en el asiento de atrás va Gaby, a quien oigo dar órdenes por teléfono a sus compañeros de trabajo, y no se lo ve muy contento.
—¿Qué hay? —indaga Ian cuando Gaby cuelga el teléfono.
—Casi deja que la grúa se lleve el auto —le responde.
—Mierda —vocifera, propinándole un puñetazo al volante.
—¿No se lo llevaron? —pregunto, aunque no quisiera enterrme si así lo hicieron.
—No, lo detuvieron justo —contesta Gaby.
— ¿Llegaron a interferir en la escena? —interroga a Ian a Gaby.
—Supuestamente no; cuando lleguemos vamos a ver qué pasó en verdad, y si estos idiotas hicieron alguna cagada.
Llegamos al lugar y sí, era el auto de Sole; Tenía la puerta del conductor abierta y un choque en la parte trasera. Ian y Gaby se meten por debajo de la cinta perimétrica mostrando las placas, y yo los sigo.
Revisan el auto y encuentran su teléfono debajo del asiento del conductor, más allá de su arma, y debajo del coche se encontró la navaja de Lina; otra vez el ácido galopando mi garganta, me doy la vuelta y miro hacia arriba, un poco para tomar aire y otro poco para rezar en silencio. Cuando estoy bajando la vista, mis ojos se percatan de algo que me llama la atención al otro lado de la calle, llegando casi a la esquina. Entorno los ojos para ver si es lo que yo pienso que es, y me doy cuenta que sí: esa cosa de ahí, es una cámara.
—Ian.
—¿Qué?
—Mira —Señalo con la cabeza, apuntando hacia la cámara.
—Buenísimo —exclama golpeándome la espalda.
Sale disparado a llamar a unos de los oficiales, ordenándole que limpien todo. Gaby se encargó de que toda la policía buscara a Lina; algunos, los que no la conocen, se quejaron argumentando que para eso que habían pasado cuarenta y ocho horas de desaparecida, cosa que hace, tanto a Gaby como a mí, querer bajarles a todos el comedor completo de un solo derechazo. Pero ninguno lo hizo, nos miramos, inhalamos e ignoramos; Yo ignoré, y Gaby les ordenó que acataran la orden sin decir nada más.
Nos fuimos hasta la empresa de seguridad, responsable de la cámara que estaba en la calle donde encontró el auto de Sole.
—Ahí —exclama Gaby, apuntando la pantalla—. Ahí está Dany —Se pasa la mano por el pelo, desarmándolo—. Ese hijo de puta.
—Voy a matarlo —Me giro hacia ellos—. Y ni se les ocurre detenerme cuando lo tenga en frente —les pongo sobre aviso.
—Vuelve —pide Ian al del monitoreo, para que regrese la grabación—. ¿Puedes ampliar ahí? —inquiere, señalando la parte donde se encuentra la matrícula del auto, que aparentemente pertenece a Dany.
—Sí, señor —El hombre lo amplía hasta que la matricula fue legible.
Gaby la anota, y llama para que le busquen información. Por lo que entendí, le dijeron que lo volverían a llamar en cuanto tuviesen novedad; Nos quedamos todos completamente en silencio. Yo reacciono y rápidamente saco mi celular.
—Cooper —hablo en cuanto este atiende el teléfono—. Necesito de tu ayuda.
—Dime, Betanckurt. ¿Qué necesitas?
Le cuento lo sucedido, le paso los datos del vehículo y todo lo que tenemos hasta ahora. Él me asegura que va a estar al tanto, que en cuanto sepa algo me llamará.
A los quince minutos el celular de Gaby volvió a cobrar vida. Él atiende, después de un minuto cuelga sin siquiera decir "hasta luego". Nos mira y empezamos a movernos con rapidez hacia el auto, nos explica a donde ir; en realidad le explica a Ian, ya que es el conductor y no conoce las calles de Buenos Aires. Por lo que nos dijo, en esa dirección se encontró la camioneta que chocó contra el auto de Sole, en la que se llevaba a Lina. Nos explicó que estamos a más de dos horas de la dirección, el auto estaba en Entre Ríos. Al tener esa información, vuelvo a llamar a Cooper para que monitoree el lugar. ¿Qué m****a hay en Entre Ríos? Voy a matar a ese desgraciado, juro que en cuanto lo tenga en frente lo mato.