ARIA
Mi hermano me alejó de Nikolai y él se despidió por los dos. Camino por mi propia cuenta hacia la camioneta dejándolo atrás. Antes de subir, giro y mire sobre mi hombro a ese hombre que se robó mi collar. Irradia dinero que de seguro le sobra aun así me quito lo que es mío, cuando puede comprarse uno más grande. Quedó atónita viendo a Nikolai ladear su cabeza y regalarme una sonrisa atractiva sin embargo es imposible devolverle una sonrisa por más que sea contagiosa. No lo haré, no le mostraré mi sonrisa hasta que me devuelva mi collar. — Ladrón — murmure viéndolo mal y subí a la camioneta. Veo por la ventanilla que él se aleja de nosotros y sube a un coche negro muy lujoso. Azriel también sube e indica al chofer seguir con el camino. — Hija ¿Encontraste lo que buscabas? — me preguntó mamá. — No — contesté normal — creo que lo guarde en mi maleta, con todos los problemas seguro se me olvidó. — Te compraré otro mi vida ¿Que perdiste? ¿Algo que quieras en especial? — me sonríe angelical. — Mamá contigo es suficiente, además tengo muchas cosas materiales ya no quiero más de esas cosas. — De acuerdo — asiente sin insistir. En un abrir y cerrar los ojos, el hombre que maneja le informa a Azriel que ya llegamos. Miró alrededor con curiosidad, abro y cierro la boca impactada con la diferencia de diseño de la casa comparada con la que hay en Grecia. La casa es de dos pisos, color blanca y es muy hermosa, gran parte de la nieve cubre las flores del jardín. Azriel ayuda a mamá a salir, otro guardia saca la silla de ruedas y la ayuda sosteniéndola hasta que mamá se sienta en ella. — Déjame ayudarla— le pedí a mi hermano. Los guardias ayudan a bajar las maletas pero Azriel se encarga de llevarla hasta el interior de la hermosa casa. Al cruzar el umbral de la puerta puedo sentir la calidez y lo acogedor que es, noto que la estufa está encendida porque afuera está helado. — ¿Tú vives aquí? — le pregunté a Azriel. — No, ustedes vivirán aquí — dice seriamente. — ¿No vas a quedarte con nosotras? — Lo haré — se acerca a mi — Estaré pendiente a lo que necesiten. Yo tengo mi departamento cerca de mi empresa. — Pero te necesitamos a ti Azriel — especialice — Sabes que no te ve hace mucho tiempo…cierto que no tengo idea desde cuándo sabías que ella estaba viva. — Vamos, Aria no empecemos a discutir. — No estoy discutiendo contigo. Estoy tratando de entender qué pasa contigo. ¿Dónde está el hermano que siempre estaba conmigo? ¿El hermano que siempre me sonreía? — Te quedarás aquí con mamá. En una semana irás a la universidad de la ciudad. — No puedo hablar ruso a la perfección Azriel — mama carraspea y me doy cuenta que ella estuvo escuchando nuestra plática — Mamá subiré mi maleta y le diré a Azriel que me ayude a subirte. — No es necesario — se adelanta mi hermano volviendo rápidamente — mandé a instalar un ascensor, pueden subir por hay. — Ayúdala a subir, yo subiré mi maleta — me aleje de ella subiendo las escaleras hasta arriba. — Déjala, está molesta conmigo — escribió a lo lejos la voz de mi madre. Mi maleta está súper pesada, por fin termino de subir las escaleras y arrastró la hasta quedarme en el largo pasillo donde hay tres habitaciones. — Puedes elegir la habitación que quieras — mi hermano aparece viéndome con la sonrisa que reclamé hace rato. Asentí leve con la cabeza dándole la espada y eligiendo la habitación que está detrás de mí que está cerca de las escaleras. Entró a la habitación que será mía cerrándola detrás de mí. Me encuentro con una habitación bastante espaciosa y elegante que me deja sin aliento, aunque no se compara con mi antigua habitación que era más grande y me gusta. Se ve acogedor y es muy sofisticado. Las paredes están pintadas de un color gris beige quedando perfecto con las molduras de techo blanco y alto. Y también me tocó con el balcón ancho pero pequeño con la ventana de vidrio con protección. En el centro de la habitación está la cama con dosel de madera que no me gusta. La sábana blanca y un edredón de terciopelo en un tono gris oscuro. Todo se ve muy elegante. Nada femenino. Aparte de eso enfrente de la cama se encuentra un espejo que casi cubre la mitad de la pared que da justo a la vista del que va a hacer mi cama ahora. Ahora se supone que dormiré y me levantaré viendo mi cabello hecho un desastre a primera hora por culpa de ese espejo. Suelto aire de mis pulmones tratando de calmarme y adaptarme a esta nueva casa, nueva habitación y nuevas actividades. Me tiró en la cama soltando un quejido de dolor en mi espalda baja y mi vientre. Cólicos. El que molesta cada mes y que me hace doler todo el cuerpo. Me hago un ovillo y me cubro con el edredón que de apoco calienta mi cuerpo y aprovecho para dormir un rato. Solo un segundo. Escucho golpes de la puerta a lo lejos, decido ignorarlo y me acomodo mejor en mi cama. Golpes, golpes y más golpes. Fue entonces cuando me levanto de golpe quedando sentada en medio de la cama, miro alrededor y adivino que me quedé dormida. Otra vez golpean la puerta de la habitación. — ¿Quién es? — me puse de pie e intenté dejar de nuevo la cama como estaba antes de quedarme dormida. — Pequeña ven un momento, quiero hablar contigo — dice en tono bajo Azriel sin sacar su típica voz ronca y sería — Por favor. — Okey ya iré — fue lo único que pude decir. Camine hasta el espejo acomodando mi ropa y mi cabello bajando mi ojos a mi cuello que tocó con mis dedos. Aquí tiene que estar mi collar. Es un vil ladrón con filtro elegante. Pensar en ese hombre solo me hace enojar más. Sin más salgo de la habitación y bajó las escaleras. Antes no preste mucha atención al decorado del living, todo está arreglado con detalles navideñas. Cerca de la chimenea está un enorme y alto árbol navideño con todos sus adornos ya hechos antes de diciembre aunque solo faltan dos semanas. Todo esto me baja el ánimo. La primera nochebuena con la familia incompleta. — Aria — me llama Azriel sonriendo — ¿Te gusta? Vuelvo a mirar el árbol blanco. — Es un árbol y está lindo ¿Porque lo armaron antes? — Creí que no querías hacerlo y como mamá no puede quería que ya esté listo — comentó con las manos en el bolsillo de su pantalón azul — ¿Cómo te sientes? — ¿Estás preguntando solo porque tienes que hacer esa pregunta? O ¿Sigues preocupándote por mi? — Siempre — se acerca más y toma mi mano acariciando mi muñeca — Siempre lo haré porque te amo mucho pequeña. Perdóname por ser un idiota hace unas horas y lamento haberte hecho creer que no me importas porque no es así. Tu y mamá son lo más importante en mi vida. Veo que frunce el ceño sin embargo él sigue manteniendo la sonrisa que lo caracteriza. ¿Cómo llego a cambiar tanto? Él era muy sonriente, carismático y siempre tenía el ánimo elevado. Y eso lo hace diferente a esas personas que son frías y no quieren sonreír en su vida. — De acuerdo, acepto perdonarte. — Gracias — me abraza fuerte sacudiendo mi cuerpo — No quiero estar en malos términos con mi única y pequeña hermana. — También te amo mucho hermano — dejo un beso en su mejilla — Creo que tienes que hacerte un nuevo corte porque tú cabellera plateada está larga. — Me gusta así — pasa sus dedos por su cabello blanco — Me veo más guapo con el cabello largo. — Ya volviste a ser tú mismo — me río viéndolo haciéndose el guapo. — Siempre tienes que sonreír, así como lo haces ahora mismo — eso sonó como una orden pero también sonó sincero — Escúchame Aria. — Fuerte y claro señor CEO — dije con sarcasmo. — Lo que pasó con mamá y papá, te pido por favor que lo dejes en el pasado — eso no puedo hacerlo — Oye mírame. Yo cuidare de nosotros. Revolver el pasado es muy peligroso Aria. — Azriel. — Mamá lo quiere así y no queda más que respetar su decisión — camina lejos de mí — Prométeme que lo vas a olvidar y crear nuevos recuerdos bonitos desde ahora. — Azriel — mis ojos ya están cristalizados. — Si me prometes también lo haré y las cuidaré para que nadie las lastime. — ¿Porque si solo lo prometo? — ¿Por qué haces muchas preguntas? Fue decisión de mamá eso es suficiente Aria. — Está bien — respondí en un murmuro — Sí mamá lo quiere así, estaré con ella en todo lo que quiera. — De ahora en adelante ese hombre no se acercara a nosotros — dictó volviendo a su porte serio y elegante — Ven conmigo. Asentí caminando detrás de él, hasta que llegó a una habitación. Abre la puerta y se hace a un lado dejándome pasar primero. Admiro el diseño del interior de esta habitación al igual que en toda la casa. Es magnífico, los pequeños detalles llaman la atención. El techo es alto con volumen diseño minimalista, los bordes son de metal dorado y en el centro tiene luces decorativas. — Nunca le preste atención a los diseños de cada penthouse o en la casa de papá, cada que veníamos a Rusia — confesé aun viendo los detalles hermosos — Son muy lindos, aunque Grecia tiene elegancia clásica y la historia antigua de los griegos. — Así es — toma asiento detrás de un escritorio, me senté en uno de los sofás — Somos griegos que tienen las expectativas altas y nadie puede llegar a alcanzarlo. — ¿De qué hablas? Si tú andabas de par en par en Italia, hermano — me burle. — Nada de eso es cierto. Esa italiana pago a las cadenas de televisión y doy a conocer que solo fue una noche. — Aja, en la primera portada estaba “El hijo mayor del millonario conglomerado, se lo ha visto con una modelo italiana” — destaque la última oración — Veo que no tuviste mejor idea que ir a buscar a una loca desquiciada. — La más loca que he visto en mi vida. — ¿Cómo conoces a ese hombre del aeropuerto? — pregunté con curiosidad. — Negocios. No tienes que saber más. — Suena a que me estás ocultando algo más que solo un negocio Azriel. — ¿Cuándo creciste tan rápido? — me ve sonriendo — Ya no es fácil mentirte. Pero sigues siendo mi pequeña. — Dado a que solo me visitabas los fines de semana, en ese tiempo crecía sola y con…nuestro padre. — Perdóname por eso. — Olvídalo, lo que cuenta es que ahora estamos juntos. — ¿Seguirás estudiando administración de empresa? Por qué tengo como opción a una universidad prestigiosa aquí en Rusia y el año siguiente podrás seguir yendo sin atrasarte. — Pero no sé muy bien hablar ruso — murmure despacio viendo un punto y de la nada los ojos de ese hombre aparece en mi cabeza. Parpadeó volviendo a ver la pared gris profunda ¿Que me pasa? Ese ladrón debe estar haciendo brujería ¿Sino porque él apareció en mi mente? — Aria — me habló Azriel de inmediato me giró a verlo. — ¿Qué? — pregunté perdida — no escuché lo que dijiste. — Que contraté un profesional que te enseñará ruso a la perfección — informo sin titubear. — ¿Un profesor? — Algo así y no te preocupes, también habla griego, empezarás en unos días. Me quedo en silencio sin rechistar. Ahora lo pienso mejor. El hombre ese no me habló en ruso, sino en griego. ¿Por qué sigo pensando en él? Cuando tengo cosas más importantes en que pensar.