Rosa ya estaba cuidando de Everly. Permanecía sentada a su lado, velando por ella, como si de una hija se tratara.
—¿Ella va a mejorar? —pregunta Rosa a Erin.
—Eso espero, es un milagro que siga con vida. Está muy golpeada y perdió mucha sangre. Eirikr llegó a tiempo e hizo un torniquete, eso le salvó la vida.
—Eirikr… —murmura Everly, intentando despertar.
—Tranquila, todo estará bien —consuela la doctora acariciando su mano.
—Mi hija… le harán daño —declara Everly, para luego terminar tosiendo.
—Dale agua —pide Erin a Rosa, mientras mueve los botones para que la cama se eleve un poco y quede sentada.
Rosa le da agua y, una vez que Everly se aclara la garganta: —Mi hija… dijeron que le harían daño si mañana no entregaba el dinero, que si lo buscaba, matarían a mi hija —repite Everly, llorando angustiada, mientras vuelve a tener un episodio de lucidez, los cuales no duran más de cinco minutos.
—Cuídala, llamaré a Eirikr —dice Erin, saliendo de la habitación de la joven.
Cuando sale al