Xion lo miró con frialdad.
—¿Perdón?
—Es mi asistente —Maelik alzó la barbilla, su mirada fija en Raven—. Mañana tenemos que a la oficina. No hay nada más lógico. Mi casa queda más cerca.
Lionel, que había escuchado todo desde la puerta, suspiró y levantó las manos. Sabe que su hermano solo hacia el ridículo, pero eso hacen los enamorados cuando están desesperados.
—Vamos, Xion. Es normal. Mi hermano tiene razón, pueden irse con nosotros. El padre de Raven está alterado. No es conveniente que estén en el mismo espacio. Su hermano puede venir también con nosotros.
Raven lo miró con incredulidad, sin saber qué decir. Richard salió detrás, su padre seguía enojado en la mesa con la vecina que intentaba tranquilizarlo.
—Papá está alterado. Creo que tendremos que esperar a que se tranquilice.
Farina, incómoda, también se acerca a ellos.
—Sigue maldiciendo.
—Disculpa por este mal momento...no debí invitarlo—murmura Raven.
—No tienes que disculparte. No es tu culpa—le dice Maelik.
Al final, X