Ginebra, una hermosa mujer de tez pálida, cabellos rojizos y ojos muy claros, su vida se vuelve una pesadilla luego de que su hermana gemela muriera y con ella la cordura de su madre, dejándola con un padre adicto a las apuestas, drogas y alcohol. Una noche regresa a su hogar y encuentra a unos hombres esperándola, junto a su alcoholizado padre. Al verlo lo comprendió todo, su padre le debía mucho dinero en apuestas fallidas al gran Piero Santorini, llorando desconsolada, aceptó casarse con él. ¿Qué podía ser peor que seguir viviendo en esa casa llamada pesadilla? ¿Y si al conocer a Piero descubre que detrás de esa mascara de mafioso hay un hombre romántico? ¿Qué sucederá entonces cuando Ginebra mediante Piero descubra que su vida era una farsa? ¿Y que su verdadera familia eran otros mafiosos y no quienes ella creía? ¿Acaso esta sería la oportunidad para Ginebra ser finalmente feliz? descubre como cambia la vida de Ginebra, en mi mafioso compulsivo…
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Desde pequeña siempre me sentí querida y afortunada, mi madre cuidaba de mi hermana y de mi con tanta paciencia, cariño y amor como le era prudente, nos dedicaba todo el tiempo, siempre me dijo que seria alguien grande e importante, que era inteligente y amable, claro que, a veces era muy notoria su preferencia por mi hermana gemela, Giselle. A veces quisiera devolver el tiempo a cuando todo marchaba mejor, cuando la empresa de mi padre estaba en el ápice del éxito, tenía una empresa de perfumes, creaba las mejores fragancias a nivel mundial. Cuando era una niña feliz, alegre, que veía la vida con ojos de colores e inocencia, jugaba junto a mi hermana, siendo siempre atendidas. De la empresa de mi padre aprendí que los sentimientos, objetos, situaciones y lugares tienen su propio olor. Tan sencillo como el olor del café recién hecho por las mañanas que, hacia mi madre, el olor a romero y tabaco que impregnaba la ropa del abuelo, el olor a tierra mojada del jardín de mi abuelita que cultivaba con tanto amor. Así que si, los olores tienen un poder especial en cada uno de nosotros, para bien o para mal, siempre están allí presentes. El olor a lluvia, café y tierra mojada siempre serán mis favoritos.
El olor del hogar el cual debería ser el más preciado por todos, para mi es una pesadilla entera, quisiera no tener que regresar allí jamás, pero el solo hecho de no tener donde pasar la noche, me hace sentir escalofríos, el pensar lo que podría pasarme si tan solo me quedo una noche en la calle sola, que podría repetirse lo de aquella vez, me abruma.
—¡Hola Ginebra!—saludo mi castaña amiga y compañera de trabajo, Paris.
—Hola, Paris—le respondo. —, ¿Qué hay de nuevo?
—Nada lo mismo de siempre. —responde con desgano. —, ¿Y tú?
—Lo mismo, nada bueno, realmente. —dije con el mismo desgano.
La jornada laboral comenzó con la misma rapidez de todos los días, trabajaba en una cafetería como mesera, que atendía las 24h, así que tenía turnos rotativos de 8h y a veces de 12h para ganar dinero extra. Llevaba un año de haberme graduado del instituto, pero no pude estudiar en la universidad debido a la falta de dinero. Así que para poder mantenerme me tocaba trabajar a diario. Después de todo me gustaba mi trabajo, atender personas era divertido, cada una tenía un olor característico que siempre lograba recordar.
—Buenos días, ¿Qué les gustaría ordenar?—le pregunto a los señores de tercera edad, mientras me piden sus hotcakes, de avena y banana. Su café con crema sin azúcar y leche, su fruta picada y yogurt.
Después de llevarles el pedido completo a su mesa, atendí las demás mesas y ayudé un poco a la cocinera la cual es mi amiga Paris, con la limpieza y los platos sucios. Tiempo después ya eran casi las 2 de la tarde, tome mi descanso y almuerzo.
—¡Ginebra, te toca una mesa nueva!—grita Paris.
—¡Ya voy!—grito devuelta mientras camino en busca de mi delantal y libreta.
Veo la mesa del fondo, son 3 personas, un chico bastante alto rubio y blanco, con muchos tatuajes. Otro es igualmente rubio, blanco, pero sin tatuajes, la otra es una chica bastante bonita, diría que es modelo, la misma tez, y rasgos por lo que fácilmente podrían ser hermanos.
—Buenas tardes, ¿Ya les gustaría ordenar?
— Ciao buon giorno. —responde el chico, alto.
Mi cara se desencaja al escuchar el acento y rara lengua, ¿Qué idioma era? No podía descifrarlo, los 3 se ríen al ver mi expresión al no entender nada, ruedo los ojos sin que se den cuenta.
—Disculpa al tonto de mi hermano, a veces no se sabe comportar. —indica entonces la chica rubia.—, Yo quiero un combo de hotcakes, con café con crema y mucha vainilla.
Asiento mientras anoto en mi libreta, mientras ella mira a su hermano que sigue con esa expresión burlona.
—Yo quiero una hamburguesa con doble queso y tocino. —dice el chico más bajito con una sonrisa amable. —, Ah y una coca cola bien fría.
— Voglio una colazione completa, per favore. —repite el chico más alto, ruedo los ojos con imprudencia, mientras el solo ríe.
—Discúlpalo otra vez, a veces es más idiota de lo normal—, defiende con fastidio la chica nuevamente. — dice que quiere un desayuno completo, por favor.
Asiento, anoto y me retiro, que tipo tan pesado. Muchas veces he atendido a personas extranjeras, pero esa lengua desconozco, podría ser de tipo europeo. Le paso el pedido a Paris y me voy a trapear el baño, luego lavo mis manos y les paso el pedido a la mesa.
— grazie mille, gentile signora —dice el chico y vuelve a reírse. Bufo internamente.
—Gracias, ten—dice la chica ofreciéndome un billete de 20, como propina.
Les agradezco y me retiro de la mesa, vuelvo a la cocina a ayudar a Paris, mientras pienso en que ya casi es hora de volver a mi casa, la cual es una pesadilla viviente. Atiendo once mesas más y mi turno termina. Me quito el uniforme, lo guardo en mi casillero y me visto con mi ropa. Saco mi cartera y mi celular. Guardo todo y me voy a la parada del autobús. Me quedo a dos cuadras de donde vivo para mi desgracia, entro y cierro la puerta. Subo a mi habitación y paso por la de mis padres. Mi madre está hablando sola, mientras hace señales con sus manos indescifrables, escucho como menciona a mi hermana y siento doler mi corazón. Lo mismo de hace tiempo, desde que comenzó a tomar esos medicamentos tan fuertes siempre vive alucinando. Sigo mi camino hasta mi habitación y me recuesto en mi cama quedándome profundamente dormida.
Me despierto escuchando gritos de mi padre, en la planta de abajo. Me asomo por las escaleras y escucho.
—Bell, Bell. Los días siguen pasando y tu atrasándote. —Escucho una voz bastante viril, ¿Quiénes son? ¿Por qué lo buscan de nuevo? ¿Acaso debe dinero otra vez?—, El jefe se está hartando de tu lentitud para pagarle lo que le corresponde, así que muy pronto tendrás noticias suyas.
—No por favor, solo necesito un par de días más. —dice Lauro, mi padre—, Ya estoy juntando el dinero, solo me falta poco más de la mitad, lo juro, lo juro. Me está yendo bien en las cartas.
—No me pagan por perder el tiempo escuchando tonterías, mi jefe quiere su dinero y lo quiere ya.—Advierte el otro tipo, uno más musculoso.
El otro le da un rápido golpe en el abdomen, seguido de uno en la entrepierna y finalmente uno en la cara. Cierro mis ojos con fuerza, pues ya estoy acostumbrada a ello. Lauro es un hombre adicto, al alcohol y las apuestas, perdió la empresa de sus sueños en una apuesta de casino, luego perdió los autos. Tiempo después perdió el dinero que mi madre ahorro para mi universidad, luego los ahorros de la vida de ellos dos, hasta que perdió absolutamente todo. Menos la casa. La cual no me sorprende que haya apostado y ahora esos tipos quieran, ¿Y si la perdió? seria el fin de esta asquerosa familia. Regreso a mi habitación y me recuesto nuevamente, mi puerta la cual siempre dejo con cerrojo es tocada.
—¿Qué quieres, Bell?—grito con desprecio. Ni loca le abriría la puerta.
—Ginebrita, necesito dinero. —dice con tono fingido de cariño.
—¡No me vuelvas a decir así jamás! —le grito con asco.—, No pienso darte nada.
—Pues entonces te quedaras en la calle, nos quedaremos en la calle, porque ya no tengo nada que pueda perder, solo esta antigua casa. —dice con desprecio mientras escucho como llora.
Suspiro y vuelvo a recostarme, miro al techo en busca de alguna respuesta. Si hasta ahora no me ido a vivir sola, es porque necesito ahorrar mucho dinero para estudiar. Pero ¿y ahora que hago? La vida parece ponerse dura cada vez que pienso que todo podría mejorar...
Tiempo después.Harry echó una última mirada al espejo, su smoking estaba perfectamente arreglado, no había rastro de ninguna arruga, su cabello está peinado delicadamente hacía la izquierda, perfumó cada rincón de su cuerpo y estaba más que listo, ¿ella ya estará lista? ¿estará tan nerviosa como yo? Se preguntaba una y otra, ansioso y muerto de nervios. Se sentó en el taburete de la habitación del hotel, el lugar de ensueño para una boda.Unos toques en la puerta lo sacan de su ensimismamiento, con algo de torpeza camina hasta ella, toma el picaporte y lo gira abriendo.—¿Harry? ¿estas listo?— inquiere Piero, mirando con orgullo a su muchacho. Después de tanto, Harry era como como otro hijo para él. Y sabía que casarse era tan complicado como tan emocionante. —, ella está lista, campeón. —le aviso, Harry le sonrió y asintió. Piero lo acompañó guiándolo por los pasillos hasta el gran salón. Al llegar al gran salón allí se encontraba un altar improvisado, sillas, la infaltable alfomb
EXTRA.1Años después...Gian se despertó enérgico, hoy era un día muy ambivalente, por un lado, se encontraba feliz muy feliz, por otro sentía una extraña tristeza. ¿Quién lo diría? Gian, iría a Royal College of Art. A cumplir su sueño de estudiar arte, había logrado entrar por su mérito sin ayuda de las influencias de Georgiano. Después de un año difícil, consiguió lograr lo que tanto anhelaba desde niño. Estudiaría artes plásticas, comenzaba en dos semanas y media, pero hoy debía irse a Londres. Junto a Liam y Alessandro habían arrendado un enorme departamento, para vivir todos juntos. Sí, Liam creció y se negaba a que Gian se fuera a otro país sin él, así que les pidió a Ginebra y Piero, que lo enviaran a un instituto en la ciudad, para él poder asistir en conjunto de su tío, que quería como su fuese hermano. Así que irían juntos además de Alessandro quien también ya era grande y cercano a Liam. Entonces todos vivirían en grupo, Piero se encargó de conseguirles un lindo departament
FINAL.NARRADOR OMNISCIENTEEn ese instante, Georgiano tomó su arma y aprovechó disparándole en la frente a esa mujer sedienta de venganza. Sintiéndose muy culpable de todo lo relatado por ella, pero no podía permitir que el esfuerzo de su hija por salvarle la vida fuera en vano. El cuerpo de Ginebra yacía a un lado de él, pero la conmoción del momento lo había dejado totalmente en shock, hasta que el fuerte impacto del cuerpo de Michelle cayendo al suelo sin vida, hizo que Georgiano despertará de su estado. Gritó muy fuerte al cielo, la lluvia caía sobre él y sobre el cuerpo de su hija. Se preguntaba así mismo ¿por qué ella decidió salvarle la vida luego de escuchar la historia de Michelle? Sí notó la decepción en sus ojos, pero no podría saberlo nunca. Recogió el cuerpo de su hija y lo llevó hasta el auto, condujo como un maniaco hasta la residencia donde lo esperaban todos sin saber la terrible noticia. Al llegar se aparcó en el estacionamiento, bajo del auto y ahí estaba Piero, e
GINEBRA. Pasé por mis brazos un suéter, me calce unos zapatos y tome un arma, salí junto con Piero. Pierina también había salido y Harry con su novia, los niños y Georgiano con su prometida. Nos mirábamos entre sí, todos sin saber que rayos había sucedido. hasta que me atreví a salir de la casa, había mucho humo y las alarmas de los autos se encendieron. Mi corazón se aceleró y comenzó a latir con mucha fuerza, cuando al final logré divisar la casa de mi padre hecha escombros, había explotado, pero lo que más temía era saber quiénes estaban dentro.—¡Mi madre! —gritó Georgiano y corrió despavorido hasta su casa, lo seguí haciendo un esfuerzo. Aun me dolía un poco la herida, pero la abuela era más importante que cualquier otra cosa.Georgiano enloqueció cuando llegamos hasta la que era su casa y no había absolutamente nada, todo se volvió añicos, permanecieron algunas columnas bien
GINEBRADesperté sintiéndome un poco adolorida, ¿qué había sucedido? Solo recordaba haber llegado a casa junto a los chicos y ahora estaba en nuestra habitación y tenía una vía conectada a un suero. Me desmayé, pero ¿Por qué si no fui herida? Me levanté un poco y vi una venda pasando por mi espalda, sentí arder un poco, pero no era gran cosa. Desconecté la vía y me puse de pie, saliendo de la habitación. Todos estaban sentados en la sala estar, mientras Harry contaba lo sucedido en conjunto de la chica.—¡Joder, Ginebra! ¿Qué haces de pie? Debes tomar reposo—se quejó mi padre.—Me siento bien, solo fue un roce—respondí tranquila, sentándome en una silla.—, ¿pueden darme un vaso de agua? Muero de sed.—pedí y Gian corrió a traérmelo, tan lindo como siempre.—¿Qué mierda pasó por tu cabeza para ir sola? Debes dejar de arriesgarte tanto—se quejó Piero, estaba furioso y podía ver como ardían sus ojos.—No había tiempo amor, podían haberle hecho algo. Además llegue justo a tiempo, iban a ab
—¿Se molestan si me uno a su fiesta?—pregunté fulminándolos con mi mirada, la sorpresa era notoria en sus rostros, fui más rápida que ellos y sin darles chance de sacar sus armas o siquiera subirse los pantalones les dispare varias veces a cada uno.Me daban asco, odiaba a los abusadores. Por muchos años fui abusada por mi supuesto padre, no le deseaba eso a ninguna niña y si podía matar violadores. Lo haría todos los días, la chica detuvo su llanto, pero aun así estaba muy asustada y avergonzada por lo que se encontraba desnuda. Solté los nudos y le saqué sus bragas de la boca.—¿Qué sucedió? Vístete toma—pregunté al tiempo que le tendía su pantalón y blusa, que había encontrado en el suelo. Ella se vistió muy rápido, le hice señas para que entráramos al baño de la habitación. Probablemente no teníamos mucho tiempo antes de que notarán algo extraño, cerré la puerta del baño con seguro. Ella se vistió muy rápido y me abrazo.—Tranquila, todo está bien—respondí acariciando su cabello—
Último capítulo