C34: Esto no es una prisión.
Los dos días de reposo se hicieron largos para Somali. Aunque su cuerpo había necesitado el descanso, odiaba sentirse débil, atrapada entre sábanas, dependiendo de otros incluso para lo más básico. No soportaba la idea de que alguien más la viera en ese estado, mucho menos él. El Sujeto Alfa.
Pero finalmente, cuando el dolor en su cuerpo se redujo lo suficiente y la rigidez ya no la mantenía inmóvil, decidió que ya era suficiente. Se sentó en la cama y probó mover sus piernas con lentitud, sintiendo cómo sus músculos aún se sentían torpes después de tanto tiempo sin moverse.
Dorian estaba ahí. Lo había estado desde que despertó de aquella pesadilla, sin importar cuántas veces ella le exigiera que se fuera. A Somali le molestaba su presencia, su forma de mirarla como si estuviera evaluándola en todo momento, como si estuviera esperando algo de ella. Pero lo que más le molestaba era que, de alguna manera, la idea de que estuviera cerca le daba un retorcido sentido de seguridad.
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