C131: Quiero sentir su energía.
La habitación de Somali, que alguna vez había estado llena de luz, se había convertido en un rincón sombrío. Las cortinas permanecían corridas la mayor parte del día, y aunque el sol se filtraba por los bordes, su calor no conseguía disipar la sensación de opresión que se acumulaba en el ambiente. Una especie de pesadez invisible envolvía cada rincón, como si el espacio mismo respondiera al desequilibrio que se gestaba en el interior de la Luna.
Somali pasaba casi todo el tiempo en la cama, recostada de lado, con los ojos abiertos y la mirada perdida en algún punto del vacío. A veces hablaba con Dorian, otras veces simplemente permanecía en silencio, como si estuviera luchando con pensamientos que no podía expresar en voz alta. Su rostro había perdido parte de su color natural, y aunque sus signos vitales seguían estables, la vitalidad que antes irradiaba parecía haberse marchitado como las flores del jardín que se secaron en su presencia.
Dorian no se separaba de ella salvo por neces