El archivo estaba ahí, entre sus manos. Mariana lo sostenía como si fuera una bomba a punto de estallar. Había pasado tres días buscando respuestas, llamando a contactos de la empresa, revisando documentos antiguos y siguiendo el rastro de transacciones que parecían no tener sentido. Hasta ahora.
La oficina de Alejandro permanecía vacía mientras él asistía a una reunión con inversionistas extranjeros. Mariana había aprovechado ese momento para entrar, no como su esposa ni como su secretaria, sino como una mujer decidida a encontrar la verdad que él le ocultaba.
El documento de transferencia de acciones tenía fecha de tres meses atrás, justo cuando comenzaron los problemas en la empresa de su familia. Alejandro había vendido el 15% de sus acciones personales a Ernesto Montiel, precisamente el hombre que había intentado hundir el negocio familiar de Mariana con acusaciones de fraude.
—No tiene sentido —murmuró para sí misma, pasando los dedos por el papel como si pudiera extraer más inf