Mundo ficciónIniciar sesiónCELIA:
Destapé mi cabeza, el corazón latiéndome con fuerza en el pecho. Pude ver cómo mi suegro se llevaba a rastras a mi suegra, que me lanzó una mirada tan extraña que me hizo volver a cubrirme, temblando. El miedo me recorría las venas como hielo líquido, porque antes de esconderme, vi cómo el abuelo Garibaldi revisaba unas hermosas armas doradas y se cruzaba una cinta llena de municiones sobre el pecho, como si se preparara para la guerra.
Mi suegro regresó corriendo, un arma en cada mano y dos cintas de municiones cruzadas sobre su torso, como un guerrero de tiempos antiguos. "¿Qué diablos?", pensé, el pánico apoderándose de mí. Esto no era un juego de niños; había pasado a formar parte de una impresionante y temible familia de mafiosos, y no había vuelta atrás. De repente, el silencio se rompió con el estruendo de pasos apresurados. Eran los doctores que regresaban como almas perseguidas por el diablo. Sin mediar palabra, sentí cómo mi cama se desplazaba






