El teléfono vibró sobre mi escritorio, interrumpiendo mi concentración. Llevaba toda la mañana revisando contratos para la fusión que Alexander había propuesto con una empresa tecnológica emergente. Suspiré, estirando los brazos por encima de mi cabeza antes de tomar el móvil.
Un número desconocido. Fruncí el ceño mientras abría el mensaje.
*"No confíes en Alexander Blackwell. No es quien dice ser. Tiene planes para ti y para la empresa que no imaginas. Aléjate mientras puedas."*
Mi corazón se aceleró. Releí el mensaje tres veces, buscando alguna pista sobre su remitente. Nada. Solo esas palabras frías y directas que ahora se clavaban en mi mente como agujas.
Dejé el teléfono sobre la mesa como si quemara. ¿Quién podría haber enviado algo así? ¿Victoria? ¿Algún competidor de Alexander? ¿O alguien que realmente sabía algo que yo desconocía?
Me levanté y caminé hacia la ventana de mi oficina. Desde allí podía ver la puerta del despacho de Alexander al otro lado del pasillo. Estaba cerra