Te llevaré a las estrellas.
La noche de bodas de esos dos herederos había sido fuego puro, las marcas que Dominic dejó en el cuerpo de su mujer, lo confirmaban.
A media mañana la bella señora Lombardi abrió los ojos, el hambre la había despertado, solo que no encontró a su esposo en la cama.
Ella se vistió un albornoz y salió de la habitación a buscarlo. Lo encontró en el despacho bebiendo un café y trabajando en su computadora personal.
— Dominic, ¿Estás trabajando en nuestro primer día de casados? — Kei se cruzó de brazos bajo el marco de la puerta.
— Buenos días amor, me desperté primero que tu, y quise dejarte dormir un poco más, así que aproveché para bajar a checar unas cosas de trabajo.
— Lo que debiste de haber hecho es el desayuno, muero de hambre, ¿Es que nos piensas matar de inanición a tu bebé y a mí?
— Por supuesto que no, ¿Por qué tanto drama, cariño? Ya le he pedido al chef que preparase el desayuno para cuando la señora de la casa despertara. ¿No soy el marido más considerado y p