No quiero lastimar tu cuerpo.
La declaración de amor de la bella pelirroja, llenó de felicidad el corazón del CEO, la volvió a besar haciéndole sentir su calor.
— Yo te amo mucho más... Quiero tenerte conmigo siempre... ¿Te quedarás cierto? — El hombre acariciaba suavemente la espalda de Emma.
— Siempre voy a estar a tu lado Rafael, tienes mi corazón contigo, tienes mi amor contigo, solo tú eres dueño de mi deseo.
— Me sienta bien escuchártelo decir, siempre quiero que sea así, solo yo puedo ser tu dueño. — El CEO levantó el rostro de su mujer para que lo mirara a los ojos. — Debes entenderlo bien, puedo ser demasiado posesivo con alguien que importa tanto como tú. puedo llegar a asustarte pero eso es por qué... Te amo, te amo Emma...
La pareja se volvió a dar besos y caricias, Rafael tuvo que contenerse para no volver a tomarla de nuevo. Era solamente su segunda vez, sabía que además de hacerla sentir placer, la había hecho sentir dolor, quería que se acostumbrara a él poco a poco.
— Rafael, ¿Qué pas