Dejame acompañarte en tu camino.
  Todos estaban al pendiente de la llamada que había recibido el abogado, nadie perdía la fe de que un milagro pudiera ocurrir.
  — ¡Detengan la boda, papá, acabamos de invalidar el estúpido y ridículo documento que obligaba a Rafael a casarse con la señorita de la familia Montez!
  El Abogado cortó la comunicación para poder hablar.
  — ¡Alexander detente, que no firme Rafael!
  El mayor de los trillizos se quedó quieto, no sabía a qué se referían pero si su tío Adriano ordenaba no firmar, le haría caso con los ojos cerrados y sin poner ningún pero.
  — ¿Qué sucede tío?¿Por qué quieres que no firme? Habíamos quedado en que Rafael se casaría hoy. ¡Si van a cambiar los planes avísenme antes! — Alexander no entendía nada. — ¡Alexandro ven ayúdame aquí! — El trillizo ya no podía seguir sosteniendo solo al alto Rafael.
  — !Que no firmes dije, traigan a Rafael, nos vamos ahora mismo de aquí! — El abogado reafirmaba.
  — ¿Qué pasa aquí? ¡No sé van a llevar a mi nieto, Sergey, me llamaste