Capítulo 103. El peor dolor del mundo.
Narrador.
Cuatro horas después.
Irina estaba despertando de la anestesia que le habían administrado. Estaba tan agitada que los doctores prefirieron sedarla por completo, porque de otro modo no habrían podido realizar el legrado para retirarle el feto de su útero.
Orlando estaba sentado a su lado, sosteniendo su mano con la cabeza agachada, llorando desconsolado, y cuando la sintió despertar no quiso mirarla a los ojos. No tenía el valor; le costaba hacerlo porque no quería verla más destruida. Y si la pena que él sentía era desgarrante, el dolor que Irina iba a sentir sería mucho peor.
Irina se tocó el vientre.
—Mi bebé, dime que fue un mal sueño… dímelo, por favor —le pidió desesperada, y como Orlando no levantaba la cabeza para mirarla— gritó con fuerza —responde… dime, no me hagas sufrir —ella sintió un ardor en el pecho que le quemaba y forzó su cuerpo para levantarse, sintiendo que de la cintura hacia abajo estaba molido.
Orlando, en un acto desesperado, la abrazó y un llanto in