CAPÍTULO 58. Si yo no soy feliz… tú tampoco.
Mientras más se movía, más él la apretaba contra su pecho, y como estaba tan débil, le resultaba muy fácil. Entonces ella comprendió que estaba pareciendo ridícula al querer forzarlo a bajarla si no podía mantenerse en pie, y se quedó callada y quieta para ver cuáles eran los planes de Orlando. Supuso que la llevaría con Miguel, ya que según él, no quiere tenerla cerca.
«Le arrancaré la felicidad como ella me la ha quitado a mí. No dejaré que esté al lado del hombre que dice amar y mucho menos que disfruten de su hijo estando juntos», pensó Orlando, cegado por la rabia. Y sin que Irina lo viera venir, le cambió la postura a una forma nupcial, dejando a Liseth impresionada, porque ni ella esperaba ese comportamiento.
No bajaba el rostro a mirarla. Estaba rezagado, puesto que no la quería cerca. Sin embargo, tampoco quería dejarla ir. Su sentir era confuso, pero se había propuesto, al principio, hacer un gran esfuerzo y mantener la distancia con ella. En cambio, ahora todo dio un vuelco