Capítulo 137. Nadie va a detenerme.
Amy Espinoza
La palabra me atravesó como una ráfaga de viento helado.
No sabía si llorar, de miedo o de sorpresa.
Tampoco entendí si aquello era una bendición o un castigo.
Me apoyé contra la pared, dejándome deslizar hasta sentarme en el suelo frío del baño.
El aire me pesaba en los pulmones.
No podía dejar de pensar en él.
En Maximiliano.
En su cara pálida, en la forma en que se llevó la mano al estómago, igual que yo esa misma mañana.
En su cansancio. En sus silencios.
Y de repente, lo entendí. Tal vez, tenía mis mismos síntomas, y por eso se sentía así. Había hombres que padecían los mismos síntomas de su esposa. Porque cuando dos personas estaban muy unidas por algo más que el amor, el cuerpo también habla.
Y el suyo estaba gritando lo que el mío acababa de confirmar.
—Dios mío… —susurré, tapándome la boca.
No era el momento, no después de todo lo que estábamos viviendo.
Y, sin embargo, ahí estaba.
Una nueva vida.
Una promesa que no había pedido, pero que ya estaba creciendo dent