Capítulo 138. Una mujer furiosa.
Por un momento, sus palabras me parecieron irreales, incluso pensé que las había imaginado, por eso no dudé en volver a preguntar.
—¿Qué dijiste? —pronuncié, sin poder disimular la terrible confusión que sentía.
El ascensor comenzó a subir, y sentí que el aire se me iba del pecho.
—La demanda de divorcio —repitió Lorenzo, sin mirarme directamente—. Maximiliano me pidió que lo redactara esta mañana. También me indicó que debía incluir una transferencia del cincuenta por ciento de todos sus bienes a tu nombre y al de Mía.
No reaccioné de inmediato, porque apenas estaba tratando de procesar sus palabras, pero cuando las internalicé, estas me golpearon como si fueran piedras lanzadas una a una.
Divorcio.
Transferencia.
Todos sus bienes.
El sonido metálico del ascensor llenó el silencio entre nosotros.
Mi garganta se cerró.
Todavía una parte de mí se negaba a creer lo que estaba escuchando, y me decía que tal vez estaba malinterpretando todo.
Pero no era así, Lorenzo siguió hablando, expli