Mientras ellos platican, Mariana los escucha a escondidas. Desde que la han hecho a un lado, tiene que hacer este tipo de cosas para estar más pendiente. Por otro lado, Damián, aunque hoy tiene un temple relajado, deseaba llamar a Alice, pero prefirió darle su espacio. Deseaba que la noche pasara rápido para poder verla, y era algo increíble de su parte.
En la sala de juntas, Anderson está reunido con su grupo de más confianza, y claramente está Mariana, quien tiene muy claro que Alice y Damián están cada vez más juntos. Damián observa en silencio las nuevas propuestas de sus empleados para expandirse más.
Pero sin querer, Alice dominaba sus pensamientos… recordaba su rostro lleno de placer, sus labios carnosos entreabiertos, cómo ella clavaba sus uñas en su espalda dejando su marca como gata. Sus gemidos altos, dulce y plácida melodía que lo excitaba.
—¡Señor Anderson! —lo menciona Mariana con desdén al verlo tan distraído por primera vez, cuando él se toma muy en serio estas reunione