Damián está siendo consumido por una cólera interna, una que desea partirle la cara a Thomas, pero un escándalo no le viene bien en estos momentos, así que opta por esa personalidad frívola, esa que arrastra y aplasta. —Tu papel de mejor amigo con Alice se lo pueden creer, Cooper, incluso mi esposa, pero yo no. A mí sí no me engañas con tu supuesto buen corazón al ser socios de ellos.
—Ay, Anderson —sonríe y luego bebe un sorbo de whisky—. La palabra "esposa" te queda grande, porque sí, Alice es mucha mujer para ti —eso hizo enojar más a Damián—. ¿Y cuál es el problema de que todo sea una fachada? Al final, a quienes tengo que impresionar son a los Cooper, no a ti. A ti no te tengo miedo, Anderson, ni siquiera me haces temblar lo más mínimo.
—Deberías, imbécil, tú no me conoces. Cuando algo es mío, es mío y no permito que lo toquen.
—Es una lástima que Alice se hubiera casado contigo. Si yo hubiera llegado antes, estando la empresa Élite en problemas, seguramente yo sería su esposo y y