—¿Sabes por qué estás aquí, cierto? —pregunta el oficial.
—Porque me están culpando de un crimen que no cometí. Damián Anderson quiere alejarme de su mujer a toda costa, lo único que pasa aquí es que sus celos lo dominan y lo hacen alucinar. Yo no le hice nada, pero absolutamente nada, a la señora Cooper.
—¿Qué hacías en su casa? —el oficial procede a hacer las preguntas, mientras que Damián está con la sangre hirviendo.
—La fui a visitar porque Alice me tiene preocupado. Hace todo lo que Anderson le pida y ella no contesta mis llamadas. Siempre la he amado, pero respeto el hecho de que esté con Anderson, aunque no pierdo las esperanzas. La conozco desde que somos adolescentes, siempre la he admirado y me sentí muy vulnerable. Fui a hablar con su madre, sabía que ella no estaba bien porque al perder a su esposo recientemente le afectaría. Solo fui a visitarla, a charlar con ella sobre las cosas que estaban pasando.
—Si sabes que la señora Anderson ya tiene esposo, se nota que no lo qu