Micael siempre fue un niño tranquilo, en su niñez casi no habló, solo Alessandro logró estar cerca suyo, el pequeño susurraba cosas al oído de su hermano y éste ordenaba lo que el pequeño pedía.
Lo que el líder Italiano no imaginó es que Micael, que había tenido siempre una fuerza admiración por él, ahora, quisiera matarlo.
(…)
—¡Está despertando!
Luca se acercó a Micah para apretar con mas fuerza el nudo que ahora ataba sus manos a la espalda. Éste trató de zafarse inútilmente.
—Te sugiero que me dejes ir.
Apenas arrastro las palabras.
Tenía la frente surcada de pequeñas perlas de sudor.
—No puedo amigo, tu hermano—. Dijo haciendo una señal de jefe— Me ordenó que te mantuviera quieto.
Ese pequeño gesto le molestó, siempre fue lo mismo con Alessandro, todo tenía que girar en torno a él. Hasta ahora que era su venganza, también su hermano quería ser protagonista.
No tuvo que esperar demasiado
No tuvo que esperar demasiado. La puerta se abrió con un chillido y por e