—¡No! —exclamó Risa, irguiéndose bruscamente—. ¡No quiero separarme de ellos!
—Bien. Entonces podemos tratar de revertir lo que te sucedió. No será sencillo, y nadie puede predecir cuánto éxito tendremos, porque nadie ha estado nunca en tu situación. —Enyd se permitió una sonrisita tensa—. En general, solemos matar a los vampiros sin perder tiempo en preguntas.
Le dirigí una mirada ceñuda al sentir que Risa se estremecía, pero Enyd me ignoró, mirándola con fijeza.
En ese momento Mendel me llamó al comedor general. Me disponía a negarme cuando las dos se volvieron hacia mí.
—Ve, mi señor —dijo Risa en voz baja—. Estaré bien.
Enyd asintió con otra sonrisa rápida, que no me dejó más alternativa que dejarlas solas.
Para mi sorpre