A pesar de la advertencia de madre de que no debía presentarme ante Risa como lobo, era la manera más efectiva de buscarla. En cuatro patas nuestra capacidad de rastrear sus huellas se duplicaba, igual que nuestra velocidad y nuestra resistencia, especialmente al frío. No precisábamos acampar para pasar la noche, cargar con provisiones para nosotros y los caballos, ir pesados de abrigo, moderar el paso.

A la mañana siguiente desayuné con Alfa Janos, que se alegró de contar con la ayuda de Mora para lidiar con el castillo en sí. Mi hermana había convocado a Luva ese mismo día, y se proponía bajar con ella a la ciudadela, en busca de humanos que pudieran ayudar en la restauración de la fortaleza.

Mientras tanto, Ragnar había regresado a la granja en busca de información sobre las tierras y caminos hacia el norte.

Dejé Solstein con mi hermano, mis seis sobrinos y Ragnar. Los centinelas que montaban guardia en el camino que subía al promontorio aseguraron que los hu