Con su poder completamente despertado, Dante necesitaba probarse. Zara había mantenido prisionera durante décadas a una criatura específicamente para este propósito.
—Es un lobo que se alimentó de magia oscura durante años —Zara explicó mientras lo guiaba hacia una cámara sellada en lo más profundo de la cueva. —Se convirtió en algo más que lobo, algo menos que humano. Una abominación perfecta para probar tus nuevas habilidades.
—¿Por qué lo mantuviste vivo? —Luna preguntó con desaprobación.
—Porque sabía que algún día alguien como Dante vendría —Zara respondió. —Y necesitaría una prueba real, no simulacros.
La cámara estaba sellada con runas que brillaban con poder antiguo. Cuando Zara las desactivó, un rugido inhumano resonó desde adentro.
—Recuerden— Zara advirtió. —Esta cosa ha matado docenas de lobos. No la subestimen.
Abrió la puerta. Lo que emergió era pesadilla hecha carne: un lobo masivo, el doble del tamaño normal, con pelaje que parecía absorber luz. Sus ojos brillaba