A Helena le dio escalofríos terribles en todo el cuerpo.

La sonrisa de Gloria le dio pánico, pues sospechó que a su suegra se le había ocurrido otra idea loca.

La mente retorcida de los Russell, era poco confiable.

―Por favor, paren. ―Helena salió de la cama e intentó poner de pie a Russell―. Usted no necesita prometer nada, por favor, levántese.

Russell fue necio. Se mantuvo de rodilla, pues esperó la respuesta de su suegra.

Helena no pudo mover esa montaña de músculos, por lo que dejó de intentarlo y buscó a su madre.

―Mamá, déjalo, de todas maneras me quedaré aquí. No es necesario que pelees ―dijo con tristeza.

Russell apretó los labios, ni de rodillas pudo convencer a ambas mujeres. Gloria sonrió de lado, le dio un poco de lástima al ver a su hijo en ese estado, así que interfirió.

―Para el plan, es necesario que ella se mude con mi hijo. Por ahora los demás no sospechan nada, pero si se enteran de que ellos no viven juntos, la candidatura de Russell para el puesto de Alfa se verá