La luz del amanecer apenas tocaba las hojas de los árboles cuando la primera reunión secreta del consejo de vigilancia comenzó. Lía y Kael estaban al frente, con rostros tensos pero decididos. En la mesa del centro, descansaban los objetos mágicos de rastreo y los informes recogidos durante las últimas noches. A su alrededor, cinco guerreros de confianza y dos sabios leales escuchaban en silencio.
—No podemos darnos el lujo de actuar con fuerza bruta —dijo Kael, cruzando los brazos—. Si el espía está disfrazado, necesita exposición gradual, no confrontación directa.
Lía asintió. Su conexión con la Marca se intensificaba cada vez que cruzaba caminos con ciertos miembros de la manada. Una corriente eléctrica, una punzada de frío, una voz interna que decía: "Atenta".
—A partir de hoy, todos los miembros del consejo antiguo serán seguidos por un vigía oculto —continuó ella—. Usaremos los espejos de agua y los collares encantados para detectar manipulación mágica o intervención oscura.
Mael