Capítulo 9.
A la mañana siguiente pudimos comprobar qué tan diferente era el lobo Blanco de el tío Da y el tío De.
Ellos me daban mi espacio, el lobo blanco... no.
Los tíos tenían una tradición. Todos los miércoles los cachorros de la manada e invitados se reunían en la Casa de la Manada para compartir un desayuno. Ahí se hablaba sobre los progresos de todos y, en caso de que algún cachorro quisiera aprender algo nuevo, se discutía.
Cosas como "Oh, quisiera intentar con la carpintería" eran alentadas. La tía Deb se encargaba de que todos aprendieran la mayor cantidad de habilidades posibles. No solo para el bien de la comunidad sino por ellos mismos.
Así que nos encontrábamos aquí desayunando... sumamente incómodos.
-¿Es necesario que se siente casi sobre ti?- Preguntó Silvie en voz baja.
-No lo sé. Sigo sin entender todo esto de ser mi Guardián. - Susurré de vuelta.
El tío Gail se aclaró la garganta en la mesa.
-Señor lobo blanco, me parece que le resulta incómodo a Alina el que s