Capítulo 10.
-No.
Las duras palabras de Bart no me detuvieron dos días después.
Fue el tiempo que me tomó tener valor porque el lobo curandero era un poco cascarrabias.
-¿Por qué no?
Me miró con incredulidad.
-No estoy en los mejores términos con los Supremos. ¿Crees que quiero ganarme más problemas con ellos si se enteran de que le estoy enseñando a su hija sobre venenos? ¡Ja! Ve a jugar a que descuarticen a alguien más por tus caprichos...
El lobo blanco soltó un gruñido de advertencia y Bart se puso pálido, luego se aclaró la garganta.
-Quiero decir, creo que eres muy joven como para querer aprender cosas tan desagradables. ¿No estás interesada en dar primeros auxilios? Eso es adecuado para una cachorra como tú.
-¿Como yo?
-Si. Frágil, débil, pequeña...
El lobo blanco volvió a gruñir, yo resoplé.
-Yo no pienso informar nada a mis padres. Y en caso de que pregunten, diré alguna tontería sobre querer aprender a ser una curandera.
-Ajá. -Dijo el lobo rodando los ojos. - ¿Y qué harás cuand