Capítulo 95.
Rápidamente saqué del bolso la mezcla que había preparado días atrás. Era una suerte tener un poco a la mano; si no, no sé qué habría hecho. Destapé el frasco y lo acerqué a los labios de Zayn.
—Vamos, hermano, bébelo —murmuré, sosteniéndole la cabeza con cuidado.
Tardó en reaccionar, pero al final logró tragar un par de sorbos. Sus respiraciones se hicieron más profundas, menos irregulares. Lo recosté con cuidado sobre la tierra y me quedé vigilando cada movimiento.
El lobo blanco soltó un gruñido bajo.
—Jodidos humanos… —murmuró.
Asentí despacio.
—Sí… jodidos humanos.
Zayn respiraba agitadamente, pero poco a poco su pecho empezó a moverse con más ritmo.
Mientras esperábamos a que se recuperara un poco, yo acaricié su cabello lentamente.
Pensé en el sitio en el que lo había rescatado y fruncí el ceño, pues lo recordaba como el lugar que había visto en mi sueño la noche anterior.
Un escalofrío me recorrió la espalda.
¿Había sido solo una coincidencia? ¿O acaso