Capítulo 66.

Los tres días pasaron rápidamente. Durante ese tiempo no salí de mi escondite más que para ir al baño, bañarme rápidamente para despertar y discutir con Ef nuevas ideas para usar a mis mascotas. Fue justo por la noche de ese último día que creí tener la respuesta correcta.

Las hojas venenosas que había probado reaccionaban siempre igual a mis mezclas de fluidos y piel que, en teoría, contrarrestarían el veneno: primero la mezcla se ennegrecía y al verter en una hoja llena de veneno mortal improvisado, las hojas se encogían como si se marchitaran de golpe.

Sin embargo esa vez fue diferente. Intenté usar todo el fluido que había logrado sacar de Horacio y de Sisi la serpiente esa mañana y dejé que ambos líquidos reposaran juntos en un frasco durante horas. Después utilicé al señor peludo para que inyectara solo un poco de su veneno de araña y una gota de mi pequeño alacrán.

Fue entonces cuando el extracto de mis criaturas caía sobre las hojas que todo cambió: el proceso de deter
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