Capítulo 117.

El portal chisporroteaba, cerrándose a pasos diminutos pero mortales. Sentía la energía escapando como arena entre los dedos. Teníamos segundos, quizá menos.

El portal no ers lo suficientemente grande como para atravesarlo, pero si para poder ver su cara y parte de su pecho.

—Ef —dije con voz temblorosa, luchando por recuperar el aire—. Antídoto para Muerte de Lobo y comida. Rápido. Alderik y yo…

Él apenas parpadeó. No hizo preguntas, fue Ef siendo Ef: reaccionando sin drama, sin perder un segundo.

De inmediato se quitó el bolso enorme que siempre cargaba, ese que parecía tener su propio espacio dimensional, y metió la mano hasta el codo.

El portal se cerraba.

Podía escucharlo.

Podía sentirlo.

Milímetro a milímetro, como si el universo me mordiera los talones.

Por fin, Ef sacó dos frascos. Me los puso en la mano con la que abrí el portal, aquella con cadenas que eran claramente visibles para él.

—Aquí.

Luego volvió a hundir la mano en su bolsa.

El borde del
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