Capítulo 89. Aliados en la sombra.
La mañana en París amaneció gris, con un cielo de plomo que parecía pesar sobre cada edificio. Desde la ventana del hotel donde se hospedaban, Valentina veía las calles húmedas, agitadas con transeúntes indiferentes al dolor que la consumía. París nunca se detenía, aunque su mundo estuviera roto. Alejandro, de pie tras ella, mantenía la mandíbula rígida, el rostro duro como una máscara. Apenas había dormido.
Camilo repasaba en silencio los informes recibidos durante la noche, y Renata sostenía el teléfono, gestionando llamadas con la fiscalía francesa y con sus contactos en Interpol. La desaparición de Iris ya no era un secreto. Había trascendido, y los medios franceses empezaban a hablar de un caso vinculado con redes criminales internacionales.
Sobre la mesa del comedor improvisado estaban las copias de la libreta de Iris. Aquella libreta, hallada en la bodega de Medellín, había sido más que un objeto: era un mensaje deliberado que Iris había dejado atrás.
Renata la hojeaba con sumo