Capítulo 57. La mujer que sobrevivió.
El amanecer no traía paz. Después de la muerte de Álvaro Serrano, el país entero parecía estar en llamas. Las cadenas de noticias no hablaban de otra cosa: “El ministro Serrano se dispara frente a los medios”, “La caída del imperio político”, “¿Quién será el próximo?”.
Para Emilia, aquello no era el fin de una batalla, sino el comienzo de otra. El golpe había desestabilizado a todos: a Esteban, que había desaparecido de la escena pública, y a Eloísa, que ahora se aferraba con uñas y dientes a su red de poder.
Emilia estaba en su mansión, frente a un espejo antiguo del vestíbulo. Su reflejo no mostraba miedo. Llevaba un vestido negro, ajustado, con el cabello recogido en un moño firme. Era la imagen de una mujer que había dejado de correr.
—¿Lista para incendiar el tablero? —preguntó Iván, entrando en la sala. Su voz era grave, pero serena. Vestía de forma sobria: camisa blanca y chaqueta oscura. Su mirada no solo era de complicidad, sino de respeto.
Emilia asintió.
—Hoy acaba todo. —S