Capítulo 48. El plan Clarabella.
La mañana llegó sin tregua. Emilia no había dormido. Desde la ventana de su apartamento, el amanecer sobre Bogotá parecía una burla. Nada había cambiado, salvo ella. Desde el secuestro de Julián, su temple se había endurecido. Y ahora, con Renata cada vez más cerca y los tentáculos de Eloísa más visibles que nunca, sabía que no podía esperar más.
En la celda 18 del pabellón B del Buen Pastor, Clarabella López había hecho algo que no solía hacer: rezar. Pero no a Dios. Rezaba para que su hija no sufriera las consecuencias de sus errores. Y para que Leonor Márquez cumpliera su promesa: protegerla a cambio de la verdad.
La verdad completa.
Cuando el guardia la escoltó a la sala de entrevistas, Clarabella caminó sin miedo. Allí la esperaba la fiscal Prado, acompañada por Leonor, cuya expresión era más fría que de costumbre.
—¿Está preparada? —preguntó la fiscal.
—No lo estuve por años —respondió Clarabella—. Hoy sí.
Durante dos horas, Clarabella narró con lujo de detalle cómo, desde prisi