Trillizos
El hospital tenía ese característico olor a desinfectante mezclado con el leve aroma de café de máquina expendedora. Ariadna caminaba al lado de Maximiliano con los brazos cruzados sobre su vientre, como si de algún modo pudiera proteger lo que aún no terminaba de asimilar que tenía dentro. Desde que habían llegado, él no se había separado de ella, manteniéndose a su lado, como si temiera que en cualquier momento fuera a salir corriendo.

Lo cierto era que Ariadna también lo pensaba. No estaba lista para esto. No estaba lista para verlo a él en esta situación, esperando en un hospital, en silencio, con el ceño fruncido y una expresión de absoluto control. No entendía cómo podía actuar con tanta calma, cuando ella sentía que le faltaba el aire solo de pensar en todo el proceso.

La enfermera los llamó y ambos se pusieron de pie al mismo tiempo. Maximiliano se adelantó un paso, como si de algún modo estuviera acostumbrado a esta rutina, pero la verdad era que él tampoco sabía qué hacer en
Maye Lyn

Creo que Maximiliano irá a por cigarros, jaja.

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