Elena estaba parada justo al lado de la ventana, su cuerpo temblaba estaba ansiosa preocupada por el bienestar de su familia; la puerta se abrió, Leonardo entró y ajustó nuevamente la puerta.
—Necesito irme de este lugar, debo saber sobre mis padres, en mi ausencia algo malo ha sucedido, no soy capaz de decirlo, pero la tragedia ha llegado a mis padres —habló Elena fijando la mirada en Leonardo.
—Lo siento, no puedo dejarte ir.
—Se trata de mis padres —interrumpió Elena con la voz entrecortada.
—Lo sé, pero si te dejo ir escaparás con mi hijo... el hijo que crece en tu vientre; de inmediato enviaré a unos de mis hombres para que se pongan al tanto de todo lo que sucede con tus padres, te mantendré informada, por favor confía en mí.
Leonardo llevó la mano al bolsillo, tomó su móvil e hizo una llamada, dio instrucciones precisas de lo que debían hacer y luego termino la llamada, llevo el móvil dentro de su bolsillo y luego levantó las cejas.
—Pronto sabrás todo lo que está sucediendo