Días más tarde.
Nápoles/ Italia.
Leonardo estaba hecho un demonio, la ausencia de Elena le estaba afectando su tranquilidad, se había acostumbrado a ella, y ahora ella estaba metida en su cabeza y en su corazón de una manera que él jamás lo llegó a imaginar.
Los negocios se habían complicado, pues ya no solo debía preocuparse de lo que sucedía con la familia Fiorentini, su padre en compañía de su hermano estaban haciendo que sus días fueran imposibles.
Leonardo sin temor a la muerte reunió a sus hombres y se dirigió a la propiedad de su padre, necesitaba confrontarlo y poner cada cosa en su lugar.
Los autos se detuvieron frente a la entrada principal de la propiedad de Alessandro, en cuestión de pocos segundos hombres fuertemente armados apuntaban directo contra ellos, Leonardo caminó de manera tranquila e intentó ingresar.
Aquellos hombres no le permitieron el ingreso, Leonardo impaciente y acompañado de su carácter de los mil demonios llevó la mano hasta la parte de atrás de su c