Aidan
La sala de reuniones vibra con energía mientras estoy al frente, exponiendo los detalles de nuestro próximo gran movimiento. Los inversionistas están todos allí, sentados alrededor de una mesa de madera oscura y pulida, con la vista fija en las cifras proyectadas en la pantalla.
Este es mi mundo: presentaciones, números, juegos de poder. He pasado años construyendo este imperio, y momentos como este hacen que todo valga la pena. ¿El trato que estoy a punto de cerrar? Es enorme. Una nueva cadena de hoteles frente a la playa en las Bahamas. Si lo logramos, será la joya de nuestra cartera.
Presento nuestras proyecciones, hablando sobre la logística y el retorno esperado de inversión, mientras mi hermana interviene con detalles sobre la estrategia de marca. Los inversionistas asienten, sus bolígrafos rayando el papel, y sé que están enganchados.
En el momento en que logro concretar el trato, la sala estalla en aplausos. Todos se dan la mano, se felicitan.
—Es una gran victoria para